El caso todavía está en proceso de investigación y dos sujetos se encuentran en prisión preventiva.

En la casa de Aracelly Jorquera (26) y su pareja Matías (25), la pena desborda pese al tiempo. Un pequeño árbol de Navidad armado en una esquina del living, casi como por costumbre es el único indicio de que hace poco hubo una “celebración”, si se le puede llamar así. El Año Nuevo, no sería demasiado diferente. Se acostarían temprano porque para ellos, no existe motivo alguno para el festejo.

Sus vidas cambiaron para siempre la noche del 15 de junio del 2020, cuando la menor de sus hijos, Epril Paskal Leyton de tres años, recibió un disparo que le causó la muerte.

Un día fatal

Ya no viven en Las Compañías, donde ocurrió el más triste episodio que les haya tocado experimentar. La familia de Epril se trasladó a otro lugar, que pidieron no se revelara “por seguridad”.

Claro, el curso que ha tomado la investigación -que todavía no culmina-, ha hecho que se sientan amenazados y no quieren exponer por nada del mundo a sus otros dos hijos de 5 y 9 años cada uno.

Al traer el fatídico día a su memoria, la madre recuerda que fue extraño desde un comienzo, marcado por las sensaciones y presentimientos que, dice, en ese momento no supo leer. Matías debía volver al trabajo luego de varios días de descanso y desde temprano comenzó a prepararse para estar fuera por dos semanas.

La emboscada

Ya iban en dirección el terminal, cuando vieron a los sujetos que destruirían a la familia. Al llegar a la intersección de las calles Aconcagua con Carlos Cruzat divisaron el automóvil de los individuos a una velocidad demasiado alta, y de inmediato se asustaron, por lo que orillaron su vehículo, sin detenerse para dejarlos pasar.

Al contrario de la información que se había entregado hasta este minuto por la policía, Aracelly afirma que, en ningún momento, al menos ella, tuvo miedo de que los hombres les fuesen a hacer algo, ya que niega que hubiesen existido rencillas anteriores con Matías, como en un momento se especuló.

De hecho, ella los conocía y era muy amiga de uno. Sin embargo, pasó lo que menos esperaban, cuando ambos automóviles estuvieron al lado en una línea paralela, el vidrio de uno de los hoy imputados por homicidio, bajó, sacó un revólver y simplemente disparó, para luego seguir su carrera, como si nada.

No pasaron más de 10 segundos, pero Aracelly y su familia hoy recuerdan como si ese lapso hubiese transcurrido en la eternidad.

“El Matías, en el momento en que entró el proyectil pegó la frenada, y yo miro para atrás y les pregunto si están todos bien, yo no me percaté de que el tiro había alcanzado a mi niña”, recuerda Aracelly, llena de impotencia y dolor.

En la desesperación de tratar de llegar al hospital, chocaron con una baranda, por lo que tuvieron que pedir ayuda a un grupo de jóvenes que se encontraba cerca, quienes los llevaron hasta el Cesfam Juan Pablo Segundo, de Las Compañías.

En ese intertanto, recuerda la joven madre, los tipos volvieron a cruzárseles en el camino. “Venían de vuelta, disparando al aire. En ese momento pensé que me iban a matar a todos mis hijos y le dije al niño que me llevaba que corriera por favor, que me dejara en el Cesfam para que volviera a buscar a mis niños. Estaba desesperada”.

Investigación continúa

A la fecha, existen dos individuos en prisión preventiva por su presunta participación en los hechos. Ninguno confiesa su autoría, y según Aracelly, “se están echando la culpa entre ellos”.

Todavía no se explica qué los llevó a actuar de esa manera, sobre todo al conductor del vehículo, a quién conocía desde niño e incluso se frecuentaban en sus casas. Respecto al otro individuo, quien, presuntamente, habría disparado, la joven de 26 años reconoce que tuvo un problema previo, pero nada que pudiese justificar tamaño acto de crueldad.