Cuestionamientos transversales, falta de confianza, suspensión de una sesión en la comisión y una misiva con destino al Presidente de la República es lo que marcó la reciente semana de la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas. Esto, tras el registro de una nueva y polémica reunión -en un principio omitida- en el domicilio del lobbista Pablo Zalaquett. Algo que destaca es que el foco de las críticas se centró en la investigadora que, recordemos, no es militante de ningún partido político.

Desde la oposición hasta el oficialismo, así de transversales han sido los cuestionamientos a la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, tras conocer nueva información de las reuniones en casa del lobbista Pablo Zalaquett.

Un mal manejo comunicacional y la entrega de información “a goteo” es el foco de la crítica en el mundo político. Esto, tras informar -en un principio- sólo dos encuentros en la casa del también exalcalde UDI.

No hubo primera sin segunda ni segunda sin tercera, siendo esta última la más cuestionada. Incluso, parlamentarios acordaron enviar una carta al presidente Gabriel Boric para expresar la molestia y falta de confianza.

En tanto, desde La Moneda si bien al comienzo se destacó que el mandato es “dialogar hasta que duela”, posteriormente se reconoció el error y fue el mismo jefe de Estado quien pidió a sus ministros registras las reuniones a través de la Ley del Lobby.

La semana más “tóxica” de la ministra Maisa Rojas

Junto a su par de Economía, Nicolás Grau, la ministra Rojas fue de los primeros nombres en aparecer en la lista de políticos que asistieron al domicilio de Zalaquett sin dejar registros.

Por lo anterior, ambos fueron convocados a la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputadas y Diputados con la finalidad de aclarar la cita junto a representantes de la industria salmonera y de pesca.

¿El problema? Al momento de dar explicaciones, Rojas sólo mencionó un encuentro, agregando que no sabía que Pablo Zalaquett era lobbista y “no tenía claro” el papel que cumplía el militante de la UDI en las reuniones.

“Yo recibí una invitación en un contexto para tender puentes, para conversar, para que uno se conociera con gente con la cual yo tengo poca relación en el mundo privado”, se defendió Rojas.

Aún así, la polémica no quedó ahí. Si bien las reuniones del 29 de agosto y del 11 de noviembre de 2023 ya se conocían, la cita registrada por la misma ministra del Medio Ambiente fue la que reactivó la ola de críticas.

19 de octubre del año pasado, 20:00 horas en el departamento de Pablo Zalaquett. Ese fue el escenario de la cena que duró una hora y 30 minutos en la que se expuso sobre cambio climático y pérdida de biodiversidad.

En la instancia no solo participaron representantes de la industria de la salmonicultura, sino también el sector de la minería e inmobiliario. Entre ellos destaca Antofagasta Minerals, Colbún, CMPC, Besalco y otros.

Falta de confianza, transparencia y suspensión de tramitación

Si bien la última sesión de la Comisión del Medio Ambiente de la Cámara era para iniciar la tramitación del proyecto de Ley Orgánica proveniente del mismo Ejecutivo, el reproche a Rojas fue el protagonista de la jornada.

La sorpresa fue mayor cuando desde las mismas fuerzas del Gobierno, específicamente del Partido Socialista, el diputado Daniel Melo solicitó paralizar la sesión, argumentando que no se puede hacer que no pasó nada.

Mientras algunos parlamentarios apuntaron a que Rojas no contó toda la verdad y que se enteraron de nuevos antecedentes por la prensa, otros aseguraron que se rompió la confianza.

“Yo no tengo ningún argumento para invitar a los colegas de oposición a que puedan confiar que tenemos una legislación transparente”, dijo la oficialista Marisela Santibáñez (PC).

En tanto, la cuestionada titular del Medio Ambiente -hablando en tercera persona- repitió los argumentos de la sesión anterior en la línea de buscar subsanar las tensiones con la industria.

“(El año pasado) hubo crítica a un ministerio poco dialogante, una ministra en particular que ponía por delante el medio ambiente (…) que viene de un ámbito que es el académico, en la cual no tiene mayor relación con el sector privado”, dijo.

Algo que para el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, tiene sentido porque se observa “una falta de experiencia en la gestión de los asuntos públicos”.

“Probablemente no conocía todos los elementos que están en juego en la dimensión de un cargo como el de ministra, que es eminentemente político (…) lo que llama la atención es su círculo de asesores”, añadió.

Además, el experto comentó que se evidencia una dificultad en el soporte tecno-político que se le entrega a las autoridades y que, además, la ministra Maisa Rojas no ha desarrollado comunicación estratégica.

La figura de Rojas al interior del Gobierno, el oficialismo y la carta

Si bien desde La Moneda han defendido a Maisa Rojas, calificándola de eminencia en materia de cambio climático y que aún cuenta con la confianza del Presidente de la República, el respaldo no es transversal en el oficialismo.

La molestia cruzada tras los duros emplazamientos, en los que se mencionó falta de credibilidad, motivó a los parlamentarios a enviar una misiva al presidente Gabriel Boric para manifestar su molestia.

Para el diputado Félix González, del Partido Ecologista Verde, no se están tendiendo puentes con los empresarios sino “túneles” que no están a la vista de la ciudadanía.

“La relación de la política con quienes manejan el dinero tiene que ser una relación transparente (…) creo que le haría bien al Gobierno que la ministra diera un paso al costado”, agregó el ecologista.

En la misma línea, el diputado socialista Marcos Ilabaca comentó que Rojas “no ha estado a la altura, ella se ha transformado en un problema para el Gobierno (…) una piedra en el zapato para La Moneda”.

Algo que llama la atención es que la crítica ha estado centrada en la ministra Maisa Rojas, siendo que es una de los 6 ministros que asistieron a las polémicas reuniones.

Para el analista político Marco Moreno, esto responde a que “es la que tiene menos apoyo político, no tiene un partido político detrás”.

“Eso la deja muy expuesta. Todos los otros cinco ministras y ministros que concurrieron, tienen espalda política porque tienen apoyo de sus respectivos partidos”, concluyó en conversación con BioBioChile.