Un informe técnico emitido por la Subsecretaría de Redes Asistenciales desarrollado a principios de enero, sostiene que sólo 32 de los 515 ventiladores mecánicos donados por la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), se encuentran operativos en el sistema de salud.
Se trata de 28 ventiladores de la marca Aeonmed (modelos VG60 y VG70) y 4 de la marca Mindray (modelo V600), los cuales se usan en hospitales de la región Metropolitana. El resto de los 483 equipos están en bodegas del Ministerio de Salud o fuera de funcionamiento bajo custodia en centros asistenciales, consigna diario La Tercera.
Además del informe de enero, otro reporte elaborado en abril de 2021, indica que desde que llegaron las primeras máquinas entre el 1 de mayo al 26 de junio de 2020, hubo 172 equipos que sí fueron usados en las UCI del país, mientras que 343 nunca fueron distribuidos en la red de salud, por que se les consideró de “poca confiabilidad”.
La situación ya había sido advertida en 2020 por un reportaje de Ciper, donde se indicaba que la mayoría de los ventiladores mecánicos donados por la CPC estaban en “revisión técnica”, debido a que no tenían certificación en Chile o no había representación del fabricante en el país.
Pese a este escenario, desde el Ministerio de Salud igualmente incluían estas máquinas entre los ventiladores disponibles en la red asistencial.
Caso Chen Wei
En una primera instancia, se determinó que habían otros 140 ventiladores mecánicos podrían ser usados en el país: se trataba de los modelos de marca Chen Wei, los cuales después de ser usados en hospitales presentaron diversas fallas, por lo que tuvieron que ser retirados tras entrar en funcionamiento.
“Se recomienda el retiro inmediato de los equipos que presenten falla en los hospitales. Es necesario validar la seguridad de uso”, indicó un informe de la División de Gestión de Redes Asistenciales (Digera), desarrollado a mediados de 2020.
Después de varios informes encargados al Hospital Naval y a la división de Desarrollo de Tecnologías y Sistemas (DTS) de Enaer, en noviembre se concluyó que no se debían usar más los ventiladores Chen Wei.
“El material constituyente y ensamblado de los componentes es de baja calidad, por lo que afecta directamente las mediciones realizadas”, concluye el informe del Hospital Naval, agregando que la batería no funcionaba “por lo que el equipo requiere estar conectado continuamente a alimentación eléctrica” y que no contaba con alarma para avisar sobre algún problema.
“Los equipos, al ser utilizados, presentaron fallas de funcionamiento que impidieron llevar a cabo la terapia según los requerimientos clínicos, ante lo cual reportamos los problemas al Minsal y reemplazamos los dispositivos de inmediato, garantizando así el tratamiento correspondiente a los pacientes críticos”, indicó Cristián Rojas, jefe de la unidad de equipos médicos del Hospital Barros Luco.
Otros modelos
Las evaluaciones de otros modelos de ventiladores mecánicos mostraban distintas fallas que determinaron no ser usados por parte de la autoridad sanitaria, como pantallas ilegibles, falta de personal técnico especializado en algunos equipos o diferencias en las mediciones de oxígeno.
Por ejemplo, el JIXI-H-100 (Taizhou-Jiuxin Medical) no tenía pantalla gráfica o el
SH-200 de la marca Eternity, requería personal clínico capacitado en este equipo y ser usado en casos de transporte o emergencia, no para pacientes con alto grado de dificultad respiratoria, consignó un informe del Hospital Naval
La compra de estos modelos se dio en lo que el exministro de Salud, Jaime Mañalich, denominó como la “guerra de los ventiladores”, cuando al inicio de la pandemia (marzo-abril de 2020), varias empresas confirmaron las dificultades que tendrían para cumplir con las obligaciones de envío de estos equipos.
El presidente de la CPC, Juan Sutil, aseguró que todos los ventiladores fueron comprados con la venia del Ministerio de Salud, indicando que sabían de las deficiencias de algunos equipos, pero que fueron reemplazados por ventiladores de “mejor calidad”.
“La compra la hicimos con la dirección, autorización y consulta del Minsal, cuyo subsecretario de Redes Asistenciales era Arturo Zúñiga. Y la persona que se entendía con Guillermo Ariztía -representante de la CPC- era el doctor Andrés Llarena, quien decía ‘ok, autorizamos la compra de este equipo’ o nos decían ‘compren tal equipo’. Nosotros recibíamos las propuestas que nos enviaban nuestros representantes, o el embajador de Chile en China, Luis Schmidt. Todo lo que compramos era con el visto bueno de él (Llarena). Estos equipos en su mayoría se usaron y salvaron la vida de mucha gente”, indicó Sutil.
“Desde un inicio se sabía que algunos de estos respiradores no tenían representantes en Chile, por lo cual no existía un servicio técnico local ni disponibilidad de insumos. Si bien en su momento se realizó una licitación pública, no se presentaron oferentes, lo que trajo como consecuencia que, frente a cualquier desperfecto, se hacía necesario el retiro de los dispositivos”, agrega.