Al cabo Jordan Palma lo golpearon en el rostro, lo amenazaron con un cuchillo y le robaron su teléfono celular y la tarjeta de identificación policial. Los hechos ocurrieron la madrugada del 20 enero pasado. El sargento de la Dirección de Inteligencia Policial que debía acompañarlo a esa hora, tomaba café con el guardia del edificio que aloja al espionaje civil chileno desde donde -le prometió- vigilaría cualquier cosa que ocurriera a través de las cámaras de seguridad. Pero no cumplió su promesa. En solitario y ensangrentado Palma corrió para dar alcance a los atracadores e incluso disparó en dos oportunidades. Uno cayó al suelo pero se levantó inmediato y continuó la huida junto a su cómplice, perdiéndose en la noche del centro de Santiago. La historia y los documentos los revela la Unidad de Investigación de Radio Bío Bío.

Eran las 3.15 de la madrugada del 20 de enero pasado en la esquina de Moneda con Tenderini, donde se ubica la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI). A esa hora y en ese lugar se encontraba cumpliendo su turno de guardia el cabo segundo de Carabineros Jordan Palma, cuando se percató que dos sujetos que vestían de pantalones cortos y polera se acercaban a paso firme.

La norma de vigilancia indicaba que no debía estar solo, sino acompañado por un superior que, minutos antes, había entrado al edificio a tomar café para combatir el sueño, prometiéndole que vigilaría todo lo que ocurriera a través de las cámaras de seguridad.

Palma, quien momentos antes chateaba en el whatsapp de su teléfono, siguió con la mirada a los dos hombres esperando que siguieran de largo, pero se detuvieron frente a él.

“¿Tení’ un cigarro?”, le preguntó uno de ellos. Con 24 años y vestido de civil, contestó que no.

Los dos hombres parecieron contentarse con la respuesta y siguieron su camino por unos metros, cuando de pronto giraron y se abalanzaron sobre el cabo. “Entrega tus cosas o te pego una puñalá”, le gritó uno de ellos mostrándole un cuchillo.

Lea el informe policial

Palma se resistió, gritó que era Carabinero, pidió ayuda al sargento segundo Jorge Albornoz que -se suponía- estaba tras las cámaras acompañado del guardia interno de la ANI, pero de nada sirvió. El dúo ladrones lo agredió sin miramientos en el rostro y en el cuerpo, quitándole su Huawei P-30 Lite y la tarjeta de identificación policial.

No está claro hasta ahora qué hacía ni en qué sector del edificio estaba el sargento Albornoz, pero lo cierto es que no salió en defensa de su compañero.

Atrasados

Al ver que seguía solo y reponiéndose de la agresión, el cabo Jordan Palma sacó su revólver Taurus calibre 38 -con seis balas en la nuez- para dar alcance a los ladrones que corrían por Tenderini con dirección hacia la calle Agustinas.

“¡Alto, Carabinero!”, le gritó con su cara ensangrentada. Los asaltantes hicieron caso omiso de la advertencia y siguieron corriendo, por lo que el uniformado les disparó en dos oportunidades. Uno de ellos cayó al piso, pero se incorporó de inmediato y continuó la huida junto a su cómplice sin mirar atrás.

De seguro Jordan Palma pensó que uno de los proyectiles había dado en el blanco, cuando apareció el guardia interno de la ANI, preguntando qué había ocurrido. A este último le siguió el sargento Albornoz, de dotación de la Dirección de Inteligencia Policial (Dipolcar), inquiriendo detalles que debió haber observado por las cámaras de alta resolución que posee el recinto.

Con sangre en el rostro, el cabo Jordan Palma le explicó lo que estaba a la vista.

El Dipolcar Albornoz tomó su teléfono y llamó a la Central de Comunicaciones (Cenco) y dio cuenta al mando de la situación. A los pocos minutos llegó a la ANI una patrulla de la Sección de Investigaciones Policiales (SIP) y se inició un operativo para dar con los autores, a quienes Palma identificó como “extranjeros”.

Y pese a cerrar los cuadrantes cercanos al edificio del espionaje civil chileno, los delincuentes desaparecieron en la noche del Centro de Santiago con un magro botín.

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Esa noche, el caso lo tomó el fiscal de turno Javier Mayer Lacalle, del Ministerio Público Centro Norte, quien ordenó las primeras diligencias, mientras Jordan Palma era llevado al hospital institucional.

Allí le diagnosticaron lesiones leves. Una herida de 6 centímetros de longitud en la ceja izquierda, la nariz inflamada y contusiones costales. El sargento Albornoz no necesitó atención médica.

Enero parece ser el mes de la ANI. Hace 16 años, el 28 de enero de 2006, un grupo anarquista autodenominado “Fuerzas Autónomas y Destructivas León Czolgosz”, instaló una bomba a metros del organismo, dejando herido a un empleado municipal que, también de madrugada, limpiaba los basureros aledaños. Claro está, los hechos que ahora se investigan corresponderían a un delito común y no elaborado como aquel entonces.