La nueva epidemia de coronavirus ya mató a 803 personas en China, lo que la convierte en más mortal que la de SRAS en el mundo en 2002-2003, según el último saldo oficial publicado este domingo. Chile, en tanto, se prepara para su eventual llegada a territorio nacional.

Entre los muertos figura un estadounidense de origen chino fallecido en Wuhan, foco de la epidemia, en el centro del país.

Además, un japonés de unos 60 años, sospechoso de estar infectado por el coronavirus, también murió en un hospital de Wuhan.

El saldo total de la epidemia supera al del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), que mató a 774 personas en todo el mundo en 2002-2003.

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“Indudablemente el coronavirus a Chile va a llegar en algún momento”.
- Rosa Oyarce, seremi de Salud Metropolitana

Sin embargo el número de casos de contagio del nuevo coronavirus mortal en China se está “estabilizando”, afirmó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pese a las medidas de contención la epidemia sigue propagándose fuera de China continental y hasta ahora se han confirmado más de 320 casos de contagio en unos 30 países y territorios. Francia anunció el sábado cinco nuevos casos (cuatro adultos y un niño, todos de nacionalidad británica), lo que eleva el total en el país a 11.

América Latina y África siguen siendo regiones libres del nuevo coronavirus hasta el momento.

Chile se prepara

De todos modos, las autoridades chilenas ya se alistan ante una eventual llegada del virus al territorio nacional. Así, la seremi de Salud Metropolitana, Rosa Oyarce, explicó el alcance de la Alerta Sanitaria decretada por el ministro del ramo, Jaime Mañalich.

La medida comenzó a regir este sábado para todo el país y tendrá una duración por un año, sin perjuicio de que pueda finalizarse anticipadamente o extenderse.

La alerta, que está relacionada con la prevención de un brote del coronavirus, ya se publicó en el Diario Oficial y entrega facultades extraordinarias al Ministerio de Salud para enfrentar eventuales contagios.

En esa línea, Oyarce detalló que la determinación del Gobierno permitirá agilizar la adquisición de medicamentos y establece también que las Secretarías Regionales Ministeriales de Salud podrán solicitar la ayuda de Carabineros para apoyarlos en sus labores fiscalizadoras, en caso de ser requerido.

Asimismo, se prohibirá la entrada al país de ciudadanos extranjeros no residentes en Chile sospechosos o afectados.

“Es una medida mucho más concreta que nos permite contar con recursos y adquirir productos más rápidamente, si necesitamos equipamiento, contratar más personal”, valoró la seremi.

Mascarilla obligatoria en Shanghái

La expansión de la epidemia llevó a las autoridades de Hong Kong a aplicar desde este sábado una cuarentena drástica de dos semanas a cualquier persona que llegue desde China continental. Quienes no respeten esta orden de confinamiento en hoteles o casas particulares se exponen a seis meses de prisión.

Las medidas de aislamiento también siguen vigentes en muchas ciudades chinas, donde decenas de millones de personas permanecen encerradas en sus casas.

La metrópolis de Shanghái (este), considerada el pulmón económico de China, exige el uso de mascarilla en lugares públicos.

Durante una visita esta semana a Wuhan, el vice primer ministro Sun Chunlan ordenó a las autoridades locales que adopten medidas de “tiempos de guerra” y les pidió incluso que rastreen la ciudad en busca de habitantes que tengan fiebre.

La localidad y la provincia de Hubei, de la que Wuhan es capital, llevan aisladas del mundo dos semanas por un cordón sanitario.

Cruceros bloqueados

Más allá de Hong Kong, muchos países endurecen las medidas que aplican contra las personas procedentes de China y aconsejan no viajar al país, al que la mayoría de las aerolíneas internacionales ya ha dejado de volar.

Además, miles de viajeros y tripulantes permanecen confinados en dos cruceros en Asia.

En Japón, el número de personas infectadas en el crucero “Diamond Princess” alcanzó los 64 casos este sábado, entre ellos un argentino. Unas 3.700 personas a bordo permanecen encerradas en los camarotes.

En Hong Kong, 3.600 personas corrieron la misma suerte en el crucero “World Dream”, donde ocho pasajeros dieron positivo.

Lejos del SRAS

En China, la población sigue conmocionada con la muerte del médico Li Wenliang, un oftalmólogo de Wuhan, quien alertó a finales de diciembre de la aparición del virus, antes de contraerlo él mismo y fallecer, en un hospital, el jueves.

El doctor fue acusado de difundir rumores y terminó siendo sancionado por la policía. Ahora es un héroe nacional frente a unas autoridades locales acusadas de haber ocultado el comienzo de la epidemia.

Los trabajadores de los centros médicos, saturados, siguen siendo muy vulnerables al virus. Por ejemplo, 40 empleados de un hospital universitario en Wuhan se contagiaron en enero, según un estudio publicado en la revista Jama.

Los científicos siguen trabajando en la búsqueda de un remedio para atajar la epidemia y estudian la cadena de transmisión al hombre.

El virus apareció en un mercado en Wuhan en el que se vendían animales salvajes destinados al consumo. Parece ser que el origen sería el murciélago, pero científicos chinos anunciaron que hizo falta un “huésped intermedio” para que el coronavirus afectara al ser humano y el responsable sería el pangolín, un pequeño mamífero cuya carne y escamas son muy apreciados en China.

En un intento de poner la epidemia en perspectiva, la OMS ha indicado que el 82% de los casos registrados se consideran leves, el 15% graves y el 3% “críticos”. En total, menos del 2% de los casos han sido mortales.

Mientras la epidemia avanza, la OMS está buscando un nombre definitivo para el agente infeccioso que no estigmatice ni a la población china ni a Wuhan.

A la espera de una decisión, China anunció este sábado que la llamará provisionalmente “neumonía del nuevo coronavirus” y le otorgó la sigla en inglés NCP (por “novel coronavirus pneumonia”).

En Hungría la policía anunció haber desmantelado una red de decenas de sitios web de noticias falsas que afirmaban que varios húngaros habían muerto por el nuevo coronavirus.