La conferencia climática que tuvo lugar en Madrid finalmente alcanzó este domingo, y tras sucesivas postergaciones que retrasaron el cierre del encuentro más de 40 horas, un acuerdo para endurecer sus objetivos de protección climática, como exigían varios países. Las negociaciones se extendieron durante toda la madrugada.

De esta forma, los casi 200 países reunidos en la capital española, hasta donde se trasladó la cumbre que originalmente iba a realizarse en Santiago de Chile, lograron cerrar un documento para aumentar la ambición climática a partir de 2020 y cumplir con el Acuerdo de París, que compromete a los países a evitar que la temperatura media del planeta suba este siglo por encima de 1,5 grados.

El acuerdo, titulado “Chile-Madrid, tiempo de actuar”, fue aprobado por la presidenta de la COP25, la chilena Carolina Schmidt, tras un tenso debate con Brasil, que no aceptaba inicialmente dos párrafos incluidos en el acuerdo sobre océanos y uso de tierras. El documento final establece que los países deberán presentar en 2020 unos compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones para hacer frente a la emergencia climática.

Dudas de Brasil

El texto establece que el conocimiento científico será “el eje principal” que debe orientar las decisiones climáticas de los países para aumentar su ambición, que debe actualizarse permanentemente de acuerdo a los avances de la ciencia. Asimismo, el acuerdo recoge “el imperativo” de que la transición hacia un mundo sin emisiones sea justa e impulse la creación de empleo decente.

Pese a que Schmidt había dado por aprobado el texto con el tradicional “mazazo”, varios países pidieron la palabra para mostrar objeciones. El más duro fue Brasil, que puso en riesgo el acuerdo. Indonesia, Costa Rica, Tuvalu, Belice, Australia, Nueva Zelanda, Islas Marshall, la UE, Egipto, Canadá, Argentina, Bután, Suiza y Rusia pidieron a la delegación brasileña que no bloqueara el acuerdo.

También la presidenta de la COP pidió en dos ocasiones a la delegación brasileña que no bloqueara el acuerdo con su posición sobre los océanos y el uso de tierras. “Se trata de algo muy importante y les agradecería que nos permitieran aprobar ese documento”, aseveró. Finalmente, el representante brasileño cambió de actitud y aceptó el acuerdo, lo que fue recibido por el plenario con un aplauso.