“Apoyamos al 100% las marchas y el cambio que se necesita para este país”

Son profetas y no en su tierra. Llegaron a Chile, con la esperanza de un futuro mejor, pese a la bondad o problemas en sus países natales.

El frances Nicolas Pierre Gilbert Xhauflair, llegó hace casi una década al sur de Chile y desde entonces instaló una pequeña empresa, la cual ha crecido en popularidad con el paso del tiempo por los platos nativos de su país, pero también por el acercamiento culinario, aterrizado con las costumbres chilenas.

¿Cómo un francés vive un conflicto, como el que hace unas semanas estalló en su país ? El originario de Lille, al norte de Francia, lo expresa claro, como el hecho de que los cambios son necesarios.

“Hay que saber que en Francia se habla bastante del conflicto. Todos los días, de verdad. Apoyamos al 100% las marchas y el cambio que se necesita para este país. Es necesario, es positivo y es sano”, asegura.

Tiene claro que forma parte de una fuerza productiva, la cual es fundamental para ser tomada en cuenta en una sociedad demandante.

“Como empresario yo invito a toda la gente a poder apoyar a las Pymes. (pequeña y micro empresa) Somos uno de los motores de este país, somos el pulmón de este país”.

Xhauflair viene de una ciudad con presencia de chilenos. De hecho, asegura que se han llevado marchas y cacerolazos para exigir el cambio con el que se identifica como residente en Chile.

En la otra cara de la moneda, un ciudadano haitiano quien prefirió no identificarse con nombre y apellido.

Su historia es diferente. Vende “Super 8” y otras golosinas, pero la actividad quedó suspendida momentáneamente.

Tiene pocos meses de haber llegado a este país y arrienda una pieza en una casa que parece haberse convertido en su refugio durante la última semana.

Su timidez, no obstante, no le impidió contar que ha preferido mantenerse al margen de las protestas y las batallas campales, pese a que Haití tiene su historial de enfrentamientos entre el gobierno y los civiles, dados los niveles de crimen y pobreza, esa última que lo ha traído a vivir un conflicto ajeno y al lugar menos esperado.

¿Has salido a vender en estos días de crisis?: “No, para precaución yo no sale. (salgo) Yo no sé por qué las protestas. No sé nada qué hacer y que pasa con los chilenos por las manifestaciones”.

Su nivel de entendimiento de español es tan dificultoso, como el mismo modelo chileno que parece a todas luces no comprender.

Una cosa es definitiva: asegura que tiene miedo de que algo le pase en medio del estallido social. Todo, es a causa de la información que recibe por Whatsapp.

“Algunos mensajes dicen que los chilenos no quieren a los haitianos en este país, pero yo no creo. Yo no vi (en persona) a un chileno diciendo eso exactamente”.

La comunidad de haitianos se mantiene informada entre sí, a través de la red social, pero las “fake news” también hacen de las suyas en su complicado idioma.

“Es como un Déjà vu”

Uno de los consultados por la crisis local, quiso mantenerse fuera de cámara, pero estuvo dispuesto a dejar en claro que, llegar desde Venezuela, donde los últimos años han sido de crisis y batallas campales, se vuelve toda una ironía.

Chile le ha entregado un trabajo estable para él y su familia. Ahora, se ha visto forzado a cuidar una de las zonas cuyos locales han sido saquedos en Concepción.

“Es demasiado, vale”, dice viendo hacia el suelo, luego, se excusa porque debe cubrir literalmente los orificios dejados por las piedras en los ventanales rotos. “Es como un Déjà vu”, la frase final antes de partir. Se entiende fuerte y claro porque todo mundo ha visto lo ocurrido en la tierra de Bolivar.

Otro de sus connacionales, da una opinión más nutrida y franca, tomando en cuenta su experiencia.

“Es complejo revivir muchas cosas o volver a experimentar cosas que vimos en nuestro país y que no me gustaría que pasaran por acá”.

A inicios de este año, cerca de 40 venezolanos habían muerto en los enfrentamientos contra la Guardia Nacional Bolivariana y 850 fueron detenidas, según la ONU.

Este joven, quien ahora se enfrenta a un estallido social en territorio ajeno, tiene claro que con saqueos o incendios a comercios, no se llegará a ninguna parte, pero tampoco es bueno dejar de decir lo que debe cambiar.

“Comparto con otros compatriotas que han emigrado que (los chilenos) deben exigir ciertos derechos”.

En cuanto al actuar de las Fuerzas Armadas y de su país, asegura que “no hay comparación. En mi país, las Fuerzas Armadas tienen una connotación política y, básicamente, resguardan los derechos de unos particulares”, en referencia al inquilino del palacio de Miraflores.

“Los estados de excepción son el caldo de cultivo para que se generen situaciones de violencia”, son de las frases que acuña, no como experto en política internacional, sino, como ciudadano de un país donde la crisis es parte del diario vivir.

“Con tal que no falte trabajo, estamos bien”

Cuando se habla de un peruano viviendo en Chile, la referencia, por antonomasia, nos lleva a un cocinero que sabe de su trabajo. Los peruanos no se mantienen inmersos 100% en su labor. El conflicto que viven desde este lado de Sudamérica, también los tiene a la expectativa, pese a que Perú vivió un estallido social hace solo algunas semanas.

Uno de los entrevistados relató a BioBioChile, que la experiencia también ha sido compleja y de preocupación por parte de sus familiares en territorio peruano.

Les ha tocado estar al pendiente de como su gobierno reestablece el orden constitucional, luego que el presidente Martín Vizcarra, disolviera el congreso. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, ya estaban ocupándose de que sus familiares estuvieran bien en el lado chileno.

“También las noticias allá en Perú están transmitiendo lo que está pasando aquí en Chile. Igual, hemos tenido comunicación con nuestros padres, nuestros hermanos. Los familiares se han preocupado por nosotros, pero gracias a Dios no nos ha pasado nada, así con el tema este de acá, con el tema de los saqueos. Igual fue muy complicado pero estamos bien”.

Cerrar las cortinas cuando se sienten inseguros es parte de la protección, como el resto de personas entrevistadas que tienen que vender en la calle o resguardar una propiedad, que es la que les ayuda a llevar el sustento. No obstante, se sienten cercanos a los cambios que la gente demanda legítimamente en las calles.

“Igual hay que intentar sobre llevar eso. Con tal que no falte el trabajo”. Es la esperanza del extranjero que trabaja de la mano con la fuerza laboral chilena, para hacer crecer a un territorio con demandas activas hacia la clase política.