A los 96 años falleció el secretario general del Partido Socialista durante el gobierno de la Unidad Popular y emblema de la izquierda durante el siglo pasado, Carlos Altamirano. Íntimo amigo de el expresidente Salvador Allende, Altamirano fue clave en el proceso de reconstrucción del socialismo post dictadura.

Este domingo, cerca de las 16:00 horas, falleció a los 96 años el histórico dirigente del Partido Socialista, Carlos Altamirano Orrego, que a lo largo de su vida fue diputado por Valdivia en 1960 y senador por Santiago en 1965. Pero su rol más trascendente en la historia de nuestro país fue como secretario general del Partido Socialista entre 1971 y 1979.

Altamirano fue un activo promotor de la Unidad Popular que encabezó Salvador Allende, transformándose en el precursor del ala más radical del PS de aquella época.

Nacido el 18 de diciembre de 1922, creció en Santiago rodeado por su familia que pertenecía a la élite chilena. Su madre era Sara Orrego Puelma y su padre Carlos Altamirano Rodríguez, quien se dedicó a administrar los latifundios de su padre; y de hecho, el abuelo materno de Altamirano, Juan Antonio Orrego, fue por 15 años presidente del directorio del Banco de Chile.

La influencia de su familia, la cual era lectora y muy apegada a la cultura según él mismo reconoció, influyó fuertemente en su carácter, a pesar de que finalmente terminaría forjando una personalidad totalmente distante a lo que era el ADN familiar.

Las raíces políticas de sus parientes también jugarían un rol importante en la identidad de Carlos Altamirano. A pesar de que todos estaban relacionados con la derecha chilena, él tomó los libros y comenzó su propio proceso hacia la izquierda.

Para esto fue clave su etapa escolar en el colegio Padres Alemanes, en donde tendría sus primeros acercamientos con la política. Allí, en las salas de clases, conoció a Clodomiro Almeyda, también histórico dirigente socialista.

Carlos Altamirano | Hans Scott | Agencia Uno
Carlos Altamirano | Hans Scott | Agencia Uno

En 1942 entró, junto Almeyda, a estudiar Derecho en la Universidad de Chile. Ambos venían con un background muy fuerte del marxismo, pero en la Casa de Bello se metería de lleno al ámbito político. Importante destacar que fue en esa época que conoció a Andrés Aylwin, hermano del expresidente, y también al exministro de Hacienda de Ibáñez del Campo, Felipe Herrera.

Fue al terminar la carrera en que su consolidación de sus pensamientos políticos ya estaba hecha, por ende, al poco andar y tras varias conversaciones con Salvador Allende, terminó por consolidar una amistad que duraría hasta la muerte del Presidente durante el Golpe de Estado de 1973.

De hecho, durante la Unidad Popular, Altamirano, ya convertido en secretario general del PS, tomó total distancia de las corrientes social demócratas de la izquierda chilena. Es así que su posición durante los meses previos al Golpe fueron más duras que las de su compañero Allende, con discursos catalogados por Estados Unidos y los detractores al proceso del la UP como “subersivos”.

Ejemplo de esto es el discurso que dio 48 horas antes del 11 de septiembre en el Estado Chile, hoy Estado Víctor Jara.

“Somos la vanguardia del proletariado, estamos preparados para resistir cualquier Golpe, Chile se va a convertir en un nuevo y heroico Vietnam”, dijo Carlos Altamirano Orrego, siendo ovacionado, según describe la historia.

Discurso que elevó todavía más la tensión en el país, pues esas palabras fueron decisivas para los militares y para lo que ocurrió horas después, afirmaciones que se cayeron una vez que Estados Unidos desclasificó informes en que se demostraba que la decisión del Golpe de Estado había sido tomada mucho antes.

Durante una entrevista concedida hace algunos años a la Biblioteca del Congreso Nacional, el exdiputado y exsenador, Carlos Altamirano, admitió que él no creía en el método que su amigo Salvador Allende proponía para que la izquierda llegara al poder, según el mismo explicó.

“Yo personalmente nunca creí en el planteamiento de Salvador (Allende), lo discutimos muchas veces, yo creía utópico de que el mundo propietario, el mundo dueño de los bancos, de la tierra, dueños de las riquezas, se dejaran expropiar tranquilamente, de que necesariamente ellos recurrirían a la violencia”, señaló.

Asimismo, el exsecretario general del PS siempre postuló que Allende era un demócrata, alguien que iba a respetar la Constitución a toda costa.

“Ese espíritu exageradamente democrático significó que no hubo defensa en La Moneda y es lo que ha hecho a su vez célebre el gobierno de la Unidad Popular a nivel mundial, pero también es lo que lo llevó a cavar su tumba”, detalló.

Dentro de los “aportes objetivos” que destacó Altamirano del gobierno de la Unidad Popular está la nacionalización del cobre y que Codelco pasara a ser controlado por el Estado.

También, resaltó como aporte la profundización de la reforma agraria, medida que significó, según Altamirano, la destrucción de los latifundistas y que se profundizó desde 1970 puesto que durante el gobierno de Frei Montalva, señaló Altamirano, en el debate legislativo intervino la oligarquía.

Dentro de los llamados aportes “subjetivos”, el exdiputado enfatizó que la ciudadanía se sentía parte del Gobierno.

“Igualmente yo creo que son grandes aportes, ya más de tipo subjetivo, el que el pueblo se sintió partícipe real del gobierno de Chile, por eso uno de los gritos que existían en ese entonces era ‘este gobierno será un gobierno de mierda, pero es nuestro gobierno"”, rememoró Altamirano.

Patricio Aylwin y Carlos Altamirano (sentado) | Marcelo Segura | Agencia UNO
Patricio Aylwin y Carlos Altamirano (sentado) | Marcelo Segura | Agencia UNO

Tras el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, pasó a la clandestinidad y recién tres meses después pudo irse del país en el maletero de un automóvil ayudado por el régimen de la RDA. Salió rumbo a Argentina y luego, vía Buenos Aires llegó a la República Democrática Alemana.

Durante el exilio vivió en Alemania y en Francia, y se convirtió en pieza fundamental para la renovación socialista y para la creación de sus actuales corrientes internas. También, fue partícipe de la articulación de la Concertación, coalición que finalmente derrotaría a la dictadura de Augusto Pinochet.

Fue a su regreso que pudo subsanar las diferencias profundas que tuvo durante la Unidad Popular con Patricio Aylwin, reconocidos como enemigos acérrimos. Sin embargo, durante el velorio del exPresidente participó de la guardia de honor dando por superado esa difícil relación.

La hija del exmandatario, Mariana Aylwin, señaló a Radio Bío Bío que efectivamente tras haber sido cercanos en la Universidad, la política los distanció.

“El tema político los separó, sobre todo después de la radicalización del Partido Socialista, a partir del año 68, y especialmente en el gobierno de la Unidad Popular”, destacó.

Alejamiento que también se dio por la personalidad que tenía el exsecretario general del PS, la cual era muy determinada en sus ideas. El exministro de Relaciones Exteriores de Salvador Allende, Jorge Arrate, quien fue muy cercano a Altamirano a pesar de tener cerca de 20 años de diferencia, retrata a al fallecido dirigente socialista como un personaje “polémico”.

“Yo lo definiría como un político polémico, como deben ser todos los políticos que aspiran a cambiar la sociedad. El gran mérito ético de Carlos Altamirano, es que nunca renunció y nunca transó la perspectiva de que es posible vivir de una manera distinta a la que vivimos actualmente”, sostuvo.

Carlos Altamirano Orrego se retiró de la política activa a su arribo a Chile 1993. Desde entonces solo se dedicó a la reflexión política.