Francisco José Cox, sacerdote contra quien pesan varias denuncias de abuso sexual en Chile y una en Alemania, es hoy el centro de atención en la crisis de la Iglesia Católica nacional.
El sacerdote fue alejado de sus funciones pastorales en 1997 y desde ahí se dedicó a otras labores de la Iglesia, hasta que el 2002 se recluyó en Alemania, bajo el alero de Schoenstatt.
Exautoridades de la Conferencia Episcopal justificaron a Radio Bío Bío su traslado en el contexto en que se dio. Aseguran no había denuncia formal en su contra, ni canónica ni judicial, y que en ese entonces “quizás” fue una buena decisión sacarlo de Chile.
Varios de sus cercanos dicen que no dudan en que, si es requerido por la justicia, comparecerá. Sin embargo, sus denunciantes aseguran que sólo retornará con una orden de extradición.
Uno de sus denunciantes, Hernán Godoy, recordó que en 2002 él hizo las denuncias públicamente. Detalló que ya envió los antecedentes de su caso al Papa y que la misma Cech en algún momento reconoció, al menos, conductas impropias.
“Yo el año 2002 me atreví a denunciar. Cuento que a Cox yo lo pillé con un muchacho en su despacho. El día 6 de noviembre la Conferencia Episcopal Chilena estaba pidiendo perdón por los abusos cometidos por Cox”, relató.
Consultado al respecto, el obispo de Temuco, Héctor Vargas, dijo no conocer los detalles del caso y sostuvo que ojalá la Nunciatura y Schoenstatt resuelvan el tema de la mejor manera.
“No estoy al tanto cien por ciento de esa situación. Porque la está manejando la Nunciatura Apostólica con el Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt y por lo tanto yo tengo información para entregar en este momento. Es un tema que tienen que resolver ellos y ojalá que lo resuelvan de la mejor forma”, señaló.
Prensa alemana y la desclasificación de archivos
La cadena alemana Deutsche Welle informó este martes que “el presunto abuso sexual de un menor por parte de un obispo emérito en territorio alemán no tendrá consecuencias penales en Alemania para el prelado. El fiscal responsable de Coblenza confirmó este lunes que el caso habría prescrito y en el año 2004, lo sucedido no era delito, ya que la víctima tenía 17 años, y entonces se consideraba delito de abuso sexual el cometido contra los menores de 16 años”.
El superior general del Instituto de Padres Schönstatt, Juan Pablo Catoggio, explicó por escrito a DW que Cox requiere asistencia permanente y muestra una incipiente demencia senil.
Sin embargo, DW recordó que el canal 24 Horas mostró imágenes del exobispo la semana pasada, donde no se aprecia desorientación o perturbación alguna. En dichas grabaciones Cox calificó de un “enredo enorme” las denuncias de abuso sexual en su contra en Chile, añadiendo que estos casos “no son problema suyo”.
Al mismo tiempo, The Clinic publicó un largo texto en su sitio web bajo el título “Los archivos secretos de Cox”. En él se describe en detalle cómo los miembros de la jerarquía eclesiástica chilena se opusieron, al principio, a que se dieran a conocer las acusaciones de abuso sexual contra Cox. Según el citado medio, diez años antes, un cura indignado habría informado a los obispos que había presenciado un abuso sexual. Pero la única respuesta que obtuvo fue que la situación de Cox era “conocida” en la comunidad de Schönstatt, a la que pertenecía el arzobispo desde 1965.
En el texto se habla de una “orientación sexual obsesiva” de Cox, “demasiado visible para pasar inadvertida”. Cox también habría reunido a clérigos con características similares como empleados. Además se menciona que durante los años de Cox en el Vaticano, entre 1980 y 1985, una monja lo habría sorprendido en una situación íntima con un joven, lo que podría explicar del regreso de Cox a Chile en 1985.
Esto indica que el Vaticano envió a Cox deliberadamente a Alemania para protegerlo. El arzobispo renunció a su cargo en La Serena repentinamente en 1997, luego vivió en Colombia y, básicamente, nunca regresó oficialmente a Chile.
“En 2002, la Congregación Episcopal en Roma le pidió a nuestro instituto que lo recibiera en una de nuestras casas, razón por la cual ha estado viviendo en la casa central de los Padres de Schoenstatt durante muchos años, en Vallendar “, dijo el superior general Catoggio la semana pasada.
En 2002, Cox llegó a Schoenstatt, donde vivió en uno de los edificios del extenso campus. Dos años más tarde, volvió a cometer un delito sexual. Según expuso el fiscal de Coblenza el lunes, el obispo emérito “habría abusado sexualmente de un joven boliviano, quien en 2004 tenía 17 años de edad”. La víctima participaba en un programa de estudios de los Padres de Schönstatt en Vallendar.
¿Cómo reaccionará el Vaticano?
La víctima, que ahora reside en Estados Unidos y cambió de nombre, informó en noviembre de 2017 al encargado de aclarar abusos de la asociación Padres de Schoenstatt Internacional. Solo después de una investigación eclesiástica en EEUU, en la que las declaraciones de la víctima fueron “consideradas creíbles”, se presentó la denuncia a principios de agosto de 2018 ante la fiscalía de Coblenza.
En el caso de Cox, muchos parecen sospechar que se trataría de un delincuente en serie. Se desconoce por qué la congregación de Schönstatt no se puso en contacto con la justicia chilena desde 2002.
Muchos ahora miran hacia Roma. El superior general destacó que había informado tanto al Vaticano, a la fiscalía y a la diócesis: “El asunto está ahora en manos de la Congregación de la Fe en Roma”. Allí, no hay información sobre tales procedimientos, pero no se puede descartar que el papa Francisco expulse a Cox de la Iglesia Católica ante la conmoción reinante en Chile por los casos de abusos sexuales.