Cada 15 de junio se conmemora el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez: grupo etario que tendrá un crecimiento exponencial en los próximos años en el mundo, debido a los avances de la ciencia y tecnología en salud, lo que extiende cada vez más la esperanza de vida de las personas.

En Chile, cerca del 40% de las víctimas por violencia intrafamiliar corresponden a adultos mayores, según estimaciones del Poder Judicial.

Pero las medidas para mitigar esta situación, por parte de las policías y autoridades, se vuelven cada vez más dificultosas de aplicar.

Esto, debido a que las víctimas en muchos casos se encuentran al cuidado de los victimarios, y penalizarlos significaría dejar prácticamente en la calle a los adultos mayores.

Por lo mismo, desde la Caja Los Andes indicaron los actos de violencia más frecuentes en el país en contra de los adultos mayores:

– El maltrato físico, que radica en agresiones que dañan la integridad corporal y que son hechas con la intención de provocar dolor, lesión o ambas; como empujones, zamarreos y bofetadas.

– El maltrato psicológico, que son actos intencionales que producen malestar en la persona, como agresiones verbales, aislamiento, amenazas de intimidación, humillación, falta de respeto a sus creencias, ridiculización y cualquier otra conducta degradante, como falta de consideración de sus deseos y sobreprotección que genera sentimiento de inutilidad o limita la capacidad de decidir.

Abuso patrimonial: la utilización de la pensión o jubilación del adulto mayor o una parte de ella, en beneficio propio, así como también la apropiación de bienes, propiedades o el patrimonio en general, mediante fraude, engaño o amenazas.

La negligencia: consiste en no entregar los cuidados o supervisión necesarios de alimentación, vestuario, higiene y cuidados médicos apropiados que un adulto mayor requiere. Este abuso puede ser pasivo, cuando es consecuencia de un desconocimiento o incapacidad por parte del cuidador.

– Y el abandono: se produce cuando cualquier persona o institución no asume la responsabilidad que le corresponde en el cuidado de un adulto mayor, o que habiendo asumido su cuidado o custodia, lo desampara de manera voluntaria.