Además de cine, el Festival de Cannes es sinónimo de lujo y su alfombra roja constituye la vitrina ideal para los creadores de joyas, pero también un enorme desafío de seguridad para frustrar cualquier intento de robo.
Durante los 12 días que dura la mayor muestra de cine del mundo, actrices, modelos y otras celebridades se exhiben frente a las cámaras con sus lujosos vestidos, sofisticados tocados y adornos de un valor astronómico.
Para la alta joyería, hay mucho en juego. La exposición mediática es mundial y las redes sociales – que alimentan las estrellas con sus propios selfis -, se están convirtiendo en una ventana de publicidad cada vez mayor.
La firma suiza Chopard, por ejemplo, es patrocinadora oficial del Festival, proveedora de la Palma de Oro – el grial del séptimo arte – y pone a disposición de las estrellas una colección de piezas exclusivas para la alfombra roja.
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Fawaz Gruosi, fundador y director artístico de De Grisogono, otra de las marcas que concurren en la “vitrina” de Cannes, explica que las estrellas se acercan hasta su “showroom” para elegir su complemento.
La modelo Emily Ratajkowski, que posó la semana pasada con un muy fotografiado conjunto negro de encajes y transparencias, llevó unos pendientes negros de ónice, oro blanco y diamantes de la firma, también elegida por Pamela Anderson para unos pendientes de oro rosa y diamantes.
La discreción aquí es reina y Gruosi se limita a explicar que empezó a trabajar habitualmente con estrellas gracias a Sofía Loren, a quien invitó cuando abrió su primera tienda en Ginebra en 1993.
La Croisette, el lujo concentrado
Su marca es una de tantas que organizan las exclusivas fiestas a las que cada noche asiste la jet set mundial, ya sea en el glamuroso puerto, donde están amarrados majestuosos yates, o en hoteles cinco estrellas.
Con tanto lujo concentrado en tan pocos metros cuadrados – solo el paseo marítimo de la Croisette concentra unas 70 tiendas de alta gama -, la seguridad es un asunto de fuerza mayor.
“Es un tema sensible y preocupante (…) Lo mejor que podemos hacer es tomar todas las precauciones necesarias”, afirma Gruosi en una declaración escrita a la AFP.
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Y esto pasa por movilizar tanto a las fuerzas de seguridad públicas como a las empresas privadas.
“Las joyerías principales se hallan en la Croisette” y es allí donde hay “una mayor concentración de policías”, indica a la AFP una fuente de la policía municipal.
Las fuerzas de seguridad trabajan además junto al “comité Cannes Prestige, que reagrupa a las principales tiendas de lujo”. “Permite hacer circular la información en tiempo real. Por ejemplo, si se ve pasar a alguien varias veces de forma sospechosa (…), se difunde la información a todo el mundo”, agrega.
Los últimos robos
A la hora de transportar las joyas hasta el hotel donde se alojan las estrellas a punto de vestirse para una gala, “hay una vigilancia específica, que garantizan los servicios del Estado, además de los servicios privados a los que recurren los joyeros”.
El dispositivo falló en el Festival de 2013, cuando fueron robadas de una caja fuerte de un hotel varias joyas de Chopard, de un valor de 752 millones de pesos chilenos.
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En febrero, otro acontecimiento cinematográfico, la entrega de los premios Goya en Madrid, también dio lugar a una crónica negra con el robo de joyas puestas a disposición de los artistas y valoradas en 22 millones de pesos chilenos.
Pero seguramente el hurto más sonado de los últimos tiempos fue el que sufrió Kim Kardashian en octubre de 2016 en el palacete donde se alojaba en París. Volaron 9 millones de euros en joyas y los ladrones dejaron a la estrella estadounidense atada en el baño.
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