El australiano implicado en los ataques terroristas contra mezquitas en Nueva Zelanda este viernes, había publicado un manifiesto racista en su cuenta de Twitter, momentos antes de iniciar el tiroteo en un templo islámico de Christchurch.

El “manifiesto” tenía el mismo nombre y la misma imagen de perfil que la página Facebook que había difundido el ataque en directo, consigna el portal Infobae.

Llamado “El gran reemplazo. Hacia una nueva sociedad”, este documento de 73 páginas declara que el autor quería atacar a los musulmanes y se define como un “hombre blanco”.

“Solo soy un hombre blanco común, de una familia normal que ha decidido tomar una postura para asegurar el futuro de su gente”, señala.

El título parece hacer referencia a una tesis del escritor francés Renaud Camus sobre la desaparición de los “pueblos europeos”, “reemplazados” según él por poblaciones no europeas migrantes.

Esta teoría está ganando terreno entre los círculos de la extrema derecha.

En el manifiesto, el atacante dice que nació en Australia en el seno de una familia modesta y que tiene 28 años. Declara que los momentos claves de su radicalización fueron el fracaso de la dirigente ultraderechista Marine Le Pen en las elecciones francesas de 2017 y un ataque con camión que causó cinco muertos en Estocolmo en abril de 2017, entre ellos una niña de 11 años.

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En el extenso documento, el hombre justifica el ataque asegurando que busca “vengar a miles de muertes causadas por invasores extranjeros”, y muestra un profundo respeto en la figura de ultraderechista noruego Anders Behring Breivik, encarcelado en su país por el asesinato de 77 personas en 2011.

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Las dos mezquitas atacadas fueron la de de Masjid al Noor, en el centro de Christchurch, donde murieron 41 personas, según la policía, y la de Linwood, en las afueras, donde siete personas perdieron la vida. Otra víctima, de la que no está claro en que mezquita estaba, sucumbió a sus heridas en el hospital. Entre las víctimas mortales figuran mujeres y niños.

Unos 50 heridos por bala estaban hospitalizados. Según la primera ministra, una veintena estaban graves.