EL G7 adoptó formalmente un plan para donar 1.000 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus hasta finales de 2022 a países desfavorecidos.

Esto, en un intento de las grandes economías por corregir las marcadas desigualdades mundiales en materia de vacunación.

Así lo afirmó el primer ministro británico y anfitrión del encuentro, Boris Johnson, al término de su cumbre de tres días en el suroeste de Inglaterra.

La promesa firmada en Carbis Bay, junto a al resto de los compromisos debería concretarse a partir de agosto y concluir en 2022.

Pero en medio de los aplausos, no faltó el invitado que puso los pies en el plato, en este caso el ex primer ministro británico laborista, Gordon Brown quien recordó que la cantidad necesaria ronda más bien las 11.000 millones de dosis, afirmando que la cumbre pasará a la historia como un oportunidad perdida.

El objetivo esta donación es de promover una recuperación sostenible de la salida de la pandemia.

Millones de vacunas

Aunque los jefes de Estado admiten, que la promesa no está a la altura del desafío, ya que según las estimaciones de la propia OMS, para inmunizar al 60% de la población global, son necesarios más bien las 11.000 millones de vacunas citados por Gordon Brown.

Como se dice en estos casos, los supuestos donantes se comprometen a aumentar ulteriormente el volumen de su generosidad.

Lo que sí quedó claramente fuera del debate, fue la discusión sobre la liberalización de las patentes de las vacunas, impulsada en un comienzo por los Estados Unidos.

Pero que no suscita la misma adhesión ni en Alemania ni en el Reino Unido, países que disponen de una importante industria farmacéutica.

Francia aseguró que duplicará su promesa, haciéndolas pasar a 60 millones de dosis de aquí a fines de 2021.

Los dirigentes pidieron además una investigación más avanzada de la Organización Mundial de la Salud sobre el origen del covid-19 en China.

En el futuro, se tratará de darse los medios para prevenir otras catástrofes sanitarias, aumentando las capacidades de producción de vacunas y mejorando los sistemas de detección.

El objetivo es poder desarrollar pruebas, tratamientos y vacunas en menos de 100 días, frente a 300 días en el caso de la pandemia de coronavirus.