Cientos de manifestantes prendieron fuego este viernes al consulado iraní en Basora, durante una nueva noche de protestas en esta ciudad iraquí, donde nueve murieron esta semana y numerosas sedes de instituciones públicas o de partidos políticos fueron incendiadas.

El ataque contra la delegación diplomática iraní supone un punto de inflexión en el levantamiento que se vive en Basora desde julio contra la corrupción de los políticos y el deterioro de los servicios públicos, pese a la riqueza petrolera de la región.

El jueves por la noche, los manifestantes atacaron a grupos armados chiitas en la ciudad, la mayoría cercanos a Irán.

El viernes por la noche, lograron romper el cordón de seguridad y cientos de manifestantes entraron en el recinto del consulado, rodeado de un gran muro de cemento y alambres, según un fotógrafo de la Agence France-Presse. Las llamas se veían desde cientos de metros de distancia del edificio, de donde evacuaron a los empleados antes de la llegada de los manifestantes, según informó el consulado.

El Parlamento iraquí anunció que se reunirá el sábado con varios ministros para abordar la crisis social y sanitaria en Basora, en el sur del país, escenario esta semana de violentas protestas.

La cancillería iraquí denunció un “acto inaceptable que daña los intereses de Irak y sus relaciones internacionales”.

En Teherán, un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Bahram Ghassemi, denunció un “ataque salvaje”, según la agencia iraní Fars.

Este malestar social se vio avivado por un escándalo de contaminación del agua que llevó al hospital a 30.000 personas.

Haidar Mohammed Ali | Agence France-Presse
Haidar Mohammed Ali | Agence France-Presse

Desde el martes, las protestas diarias y los incendios de edificios oficiales causaron nueve muertos entre los manifestantes, según Mehdi Al Tamimi, jefe del consejo provincial de derechos humanos.

Las autoridades decretaron un toque de queda el jueves por la noche que no fue respetado por los manifestantes.

Esta crisis ocurre en un momento de parálisis política en Bagdad.

Tras largos meses para llevar a cabo el recuento de votos de las legislativas de mayo, el lunes el Parlamento iraquí no se puso de acuerdo para elegir a su presidente, en la sesión inaugural.

La institución anunció sin embargo el viernes una reunión extraordinaria sobre la crisis en Basora, al día siguiente del llamado del líder chiita Moqtada Sadr, ganador de las legislativas, para que el gobierno exponga “soluciones radicales e inmediatas”.

Este anuncio tuvo lugar pocas horas después de que tres buses cayeran en la ultravigilada Zona Verde de Bagdad, donde se encuentran las sedes de las autoridades iraquíes y la embajada estadounidense.

Negligencia “intencionada”

Moqtada Sadr, exjefe de milicia convertido en adalid de manifestaciones anticorrupción, dio un plazo a ministros y diputados para reunirse hasta el domingo. De lo contrario, “que dejen sus puestos”, amenazó.

Poco después, el primer ministro saliente, Haider Al Abadi, que intenta conseguir un segundo mandato formando una coalición con Sadr, dijo estar dispuesto a presentarse en el Parlamento.

Moqtada Sadr instó a convocar “manifestaciones de indignación pacíficas en Basora”, unas protestas que podrían extenderse a otras ciudades, durante la tradicional jornada de movilización del viernes.

Según Mehdi Al Tamimi, “las calles de Basora se alzaron en respuesta a una política gubernamental de negligencia intencionada”.

Cansados de esperar unos servicios públicos eficaces y la destitución de los dirigentes corruptos, los habitantes de Basora reanudaron las protestas que habían empezado a principios de julio, y que se vieron apaciguadas por las promesas del gobierno de invertir millones de dólares para mejorar la situación.

Contando las nueve víctimas registradas desde el martes, las protestas sociales que empezaron en julio en el país han dejado 24 muertos.

En Basora, activistas de derechos humanos acusaron a las fuerzas de seguridad de abrir fuego contra los manifestantes, mientras que el gobierno culpó a individuos provocadores presentes en las protestas y dijo que había ordenado a las fuerzas no usar balas reales.

El jueves por la noche, los manifestantes congregados cerca de la sede del gobierno, ocuparon otros lugares simbólicos, como las sedes de los partidos o de grupos armados.

“Hace tiempo que advertimos a las autoridades y el gobierno y el primer ministro tienen que poner término al sufrimiento de los habitantes de Basora”, aseguró Tamimi.