El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo este martes en Jerusalén un llamado a israelíes y palestinos a tomar “decisiones difíciles” para alcanzar la paz, pero no precisó públicamente cómo piensa lograr lo que denominó el acuerdo “definitivo” para resolver el histórico conflicto.

Trump viajó luego a Roma para una visita relámpago de 19 horas durante la cual será recibido por primera vez en el Vaticano por el papa Francisco, un encuentro delicado por las fricciones que ambos han protagonizado.

Tras sus entrevistas, el lunes con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en Jerusalén, y este martes con el presidente palestino Mahmud Abas en Belén (Cisjordania ocupada), el propio Trump afirmó que “está personalmente decidido a ayudar a alcanzar un acuerdo”, y destacó que ambos antagonistas quieren la paz.

“Sin embargo, hacer la paz no será fácil, lo sabemos todos”, lanzó en el segundo y último día de su visita. “Las dos partes deberán tomar decisiones difíciles“, había dicho en presencia de Netanyahu.

El llamado a tomar “decisiones difíciles”, que recuerda los esfuerzos fracasados de sus predecesores, fue el único momento en que Trump aludió directamente a ambas partes.

Durante su estadía de menos de 30 horas, Trump evitó mencionar una solución de “dos Estados”, lo que implica la creación de uno palestino independiente.

Esta solución sigue siendo la referencia para gran parte de la comunidad internacional. Pero Trump alarmó a los palestinos en febrero al tomar distancias respecto a la misma.

Hacer ‘todo lo posible’

El presidente estadounidense no trató públicamente cuestiones concretas como la colonización, las fronteras o el estatuto de Jerusalén. Tampoco mencionó su promesa de trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén, asunto demasiado sensible para palestinos y árabes en general.

Durante el encuentro en Belén, Abas expresó nuevamente a viva voz el sueño palestino de un Estado independiente, “con las fronteras de 1967, un Estado palestino con Jerusalén este en tanto capital, viviendo junto al Estado de Israel en seguridad y paz”.

El corto desplazamiento de Trump a Belén quedó eclipsado por el atentado suicida en el que murieron 22 personas a la salida de un recital pop, el lunes de noche en Mánchester (noroeste de Inglaterra). Trump comenzó su declaración junto a Abas condenando un acto de “perdedores maléficos”.

Ese atentado, reivindicado por el grupo Estado Islámico (EI), golpeó a “gente joven, bella e inocente que vivía y disfrutaba de su vida”, añadiendo que “los terroristas y los extremistas, así como los que los apoyan, deben ser eliminados para siempre de nuestras sociedades”.

Trump solo mencionó el conflicto israelo-palestino en términos generales, declarando querer hacer “todo lo posible para ayudar a israelíes y palestinos a hacer la paz que les es equiva desde hace casi 70 años”.

‘¡No con Donald J. Trump!’

Trump, que daba sus primeros pasos sobre el terreno de uno de los conflictos más viejos del mundo, pudo contemplar una de las realidades más chocantes al recorrer la carretera desde Jerusalén a la cercana Belén.

Su convoy cruzó el muro erigido por Israel para protegerse de los ataques palestinos y el no menos impresionante ‘checkpoint’ que controla el acceso desde Belén a Jerusalén.

Una gran parte de la ciudad de Belén vive a la sombra del muro, una “barrera de seguridad” para los israelíes y un “muro del apartheid” para los palestinos.

El horizonte entre israelíes y palestinos nunca ha parecido más lejano y oscuro. Las últimas negociaciones, bajo los auspicios de Estados Unidos, se estancaron en 2014. El año 2017 marca, además, los cincuenta años de la ocupación y colonización de los israelíes en los territorios palestinos.

Durante dos días de visita, Trump expuso una visión al arreglo del conflicto que se inscribe en la resolución de los males de la región.

La convergencia de intereses entre los países árabes e Israel ante la amenaza del extremismo e Irán representa a su juicio una “rara oportunidad”, que podría poner fin al conflicto palestino-israelí, según dijo.

Trump también multiplicó las declaraciones y los actos de amistad hacia Israel y el pueblo judío. Tras haber sido el primer presidente de su país en ejercicio en visitar el Muro de los Lamentos, depositó una ofrenda floral en el memorial de la Shoah.

El mandatario norteamericano prometió defender a Israel. “Los dirigentes iraníes llaman frecuentemente a la destrucción de Israel. ¡No con Donald J. Trump!”, martilló.