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En Aquisgrán, Alemania, un enfermero fue condenado a cadena perpetua por causar la muerte de 10 pacientes de cuidados paliativos con inyecciones letales. Se demostró que inyectó fórmulas de barbitúricos y analgésicos a las víctimas. La fiscalía describió al acusado como desinteresado, con desdén por su trabajo y falta de empatía. Se le declaró culpable de nueve asesinatos y 34 intentos de asesinato. El tribunal no permitirá su liberación tras 15 años, dada la gravedad de los hechos. La investigación continuará por posibles nuevos casos.
Un tribunal de la ciudad de Aquisgrán (Alemania) determinó condenar a cadena perpetua a un enfermero, por causar la muerte de 10 pacientes de cuidados paliativos por medio de inyecciones letales.
El caso había sido presentado por la Fiscalía alemana hace un año, detallando que el profesional era acusado de nueve casos de asesinato y de 34 de intento de asesinato.
De acuerdo al medio asociado DW, en el juicio se logró comprobar que el profesional inyectó fórmulas de barbitúricos mezclados con analgésicos, lo que causó la muerte a las personas.
Según lo expuesto por el fiscal, el hombre tenía bastante desdén por su trabajo. “Su objetivo era inmovilizar a quienes necesitaban cuidados para tener la menor cantidad de carga laboral posible durante sus turnos nocturnos”, indicó.
“Trabajaba sin entusiasmo ni motivación”, deslizó la parte acusatoria. Ante las necesidades de los pacientes que requerían muchos cuidados, se habría mostrado “irritado” y sin empatía.
Caso de enfermero en Alemania
El acusado, de 44 años, también fue declarado culpable de 27 intentos de asesinato. Los hechos ocurrieron entre diciembre de 2023 y mayo de 2024 en una clínica de Würselen, cerca de Aquisgrán. Las sospechas contra un enfermero de la clínica datan del verano de 2024 y en febrero de este año la fiscalía levantó una primera acusación que inicialmente contemplaba cinco casos de asesinato.
Luego se fueron agregando otros casos a la acusación a medida que se fueron conociendo. La defensa había pedido la absolución del acusado alegando que los cargos no estaban plenamente probados. El enfermero, identificado en la sentencia como Ulrich S., aseguró que había querido hacer algo bueno para los pacientes cuando les había inyectado los barbitúricos.
La investigación se basó en una acumulación de fuertes indicios a partir del hecho de que se daba un claro aumento de la mortalidad cuando Ulrich S. tenía turno. A ello se agregaron los testimonios de dos parientes de los muertos que dijeron haber visto como Ulrich S. le aplicaba inyecciones a los pacientes dormidos sin que aparentemente hubiera una razón para ello.
La sentencia todavía no está en firme y puede ser apelada. El tribunal dio seguimiento a las peticiones de la fiscalía, que también había solicitado que, debido a la gravedad de los hechos, el acusado no pudiera ser liberado tras 15 años de reclusión, como normalmente es posible en Alemania. Ulrich S., por otra parte, sigue siendo investigado por otros casos sospechosos por los que podría haber una nueva acusación y un nuevo proceso.
El país se ha visto sacudido por varios casos de asesinos en serie dentro del personal sanitario, los conocidos como “ángeles de la muerte”, como el que en 2019 fue condenado por la muerte de 85 pacientes.
