Si China quisiera, podría ejercer gran presión sobre Rusia. Mientras, la fatiga frente a la guerra se extiende en EE. UU. Estos dos grandes rivales podrían trabajar juntos por la paz.

Probablemente la única persona en el mundo que realmente tiene alguna influencia sobre Vladimir Putin es su autoproclamado amigo Xi Jinping. China, la segunda economía más importante del mundo, no ha condenado hasta hoy la invasión rusa de Ucrania. Y mientras Occidente impone sanciones cada vez más duras a Rusia, China hace lo contrario: expande su comercio con Moscú.

Objetivo común: quebrar la hegemonía de Occidente

“En realidad, la brutal guerra de agresión de Rusia no le interesa a China”, dice a DW Henning Hoff, editor ejecutivo de Internationale Politik Quarterly.

“La guerra está interrumpiendo la recuperación económica de China tras tres años de ‘cero COVID"”, opina. Pero China trata de “obtener su beneficio económico de la guerra y sus consecuencias”, por ejemplo, comprando petróleo y gas más baratos a Rusia.

Al mismo tiempo, China aumenta sus exportaciones a Rusia, mientras las relaciones comerciales con Occidente se vuelven más difíciles. Estados Unidos sospecha que esto incluye equipamiento técnico civil que podría ser militarmente útil.

Como resultado, Rusia se vuelve cada vez más dependiente de China. Si quisiera, Xi podría persuadir a Putin para que negocie el fin de la guerra. Pero, hasta ahora, Xi solo le ha mostrado al presidente ruso una línea roja: China no aprueba el uso de armas nucleares.

A China le interesa mantener la dependencia rusa

China necesita a Rusia como socio para implementar un orden mundial sin el dominio occidental. Por lo tanto, desde el punto de vista chino, Rusia no debe perder la guerra. Si el sistema de Putin fallara, también sería negativo para Xi: significaría un revés para el modelo autoritario de Gobierno que también practica.

Externamente, China trata de actuar como mediador de paz. Sin embargo, su plan de paz presentado en la pasada Conferencia de Seguridad de Múnich fracasó con los Gobiernos occidentales: era demasiado vago y no pedía la retirada de las tropas rusas de Ucrania, esencial para Kiev y Occidente.

Por otro lado, “debido a la tensa atmósfera actual con Estados Unidos, China tiene actualmente pocos incentivos para reducir su proximidad a Rusia”, dijo Wolfgang Ischinger, exjefe de la Conferencia de Seguridad de Múnich, en una reciente entrevista con DW.

Si la guerra se prolonga y Rusia se sigue debilitando militar, económica y políticamente, se volverá aún más dependiente de China, algo que el gigante asiático podría ver con buenos ojos, según Ischinger.

Compromiso de Biden con Ucrania: políticamente arriesgado

La presión para buscar la paz entre Rusia y Ucrania no proviene hoy de China, ni de las partes en conflicto, que aún parecen convencidas de poder obtener una victoria militar, sino de los partidarios occidentales de Ucrania, incluida Alemania.

Sus poblaciones sienten los efectos económicos de la guerra en forma de escasez de energía, inflación y tensas finanzas públicas, que dejan a los Estados con menos recursos para otros fines.

En Estados Unidos, el mayor respaldo de Ucrania, la voluntad de seguir ayudando tan generosamente al país europeo con tan pocas perspectivas de paz se desvanece, tanto entre la población como entre los republicanos en el Congreso.

Stephen Walt escribe en la revista Foreign Policy que Biden ha vinculado su destino político al resultado de la guerra y, “a juzgar por lo que ha prometido, cualquier cosa que no sea una victoria completa parecerá un fracaso”.

Además, si China apoya aún más a Rusia, Biden puede verse obligado a imponer más sanciones a Pekín, lo que a su vez amenaza la recuperación económica de Estados Unidos. Dado el caso, escribe Walt, los aspirantes a candidatos presidenciales republicanos “se chuparán los dedos” esperando una victoria en las elecciones de 2024.

Idea de una iniciativa de paz de EE. UU. y China viene de Europa

Tanto para Washington como para Pekín, la guerra de Ucrania es, en última instancia, solo parte de una lucha más amplia entre dos sistemas, uno democrático y otro autocrático. Estados Unidos, como principal patrocinador, tiene la mayor influencia sobre Ucrania, y China tiene la mayor influencia, si no la única, sobre el Kremlin.

En una reciente cumbre de la Unión Europea (UE), fue Xavier Bettel, primer ministro del pequeño Estado de Luxemburgo, quien instó a Biden a negociar un plan de paz con Xi Jinping sobre Ucrania.

Eso es probablemente lo que muchos estados de la UE preferirían: que los dos grandes actores de la política mundial resolvieran el problema Ucrania-Rusia entre ellos y, por lo tanto, también para los europeos.