Ucrania suma ya tres éxitos importantes en su resistencia contra el ejército ruso.

El presidente ruso, Vladimir Putin, tiene dos opciones tras la humillante retirada de sus tropas de la ciudad ucraniana de Jersón: la escalada, con el riesgo de perder el control de la situación, o tratar de salvar la cara entablando negociaciones con Kiev.

La decisión dependerá en gran medida de la evolución de la guerra. Los analistas advierten que, con la llegada del invierno boreal, podría producirse un estancamiento progresivo, salpicado de daños colaterales como el misil ucraniano que cayó accidentalmente en Polonia el martes.

Para Ucrania, la retirada rusa de Jersón, en el sur del país, constituye su tercer éxito importante desde que comenzó el conflicto a fines de febrero.

El primero fue impedir que los rusos lograran apoderarse de Kiev al comienzo de la invasión y luego, en septiembre, la reconquista de la región de Járkov (noreste).

Con el ánimo enardecido, los ucranianos tienen ahora en el punto de mira otros territorios ocupados por Rusia en el este, así como Crimea, la península que Moscú se anexionó en 2014 y cuya reconquista planteó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, como condición para que termine la guerra.

Pero el torrente de misiles rusos contra infraestructuras civiles de toda Ucrania recordó el martes que el precio a pagar será alto, pues Putin considera que esa condición está fuera de cuestión.

“Históricamente, las autoridades rusas nunca negocian desde una posición de debilidad”, afirmó Cyrille Bret, un investigador del gabinete Institut Jacques Delors de París.

Con la reciente movilización de 300.000 reservistas, los rusos “están pensando en cómo alterar el equilibrio de fuerzas, con operaciones militares pero también con iniciativas diplomáticas, económicas o, incluso, encubiertas”, explicó.

Una guerra de desgaste salpicada de bombardeos aéreos rusos, por ejemplo, podría socavar la determinación de los ucranianos durante el invierno.

El hecho de que los días tengan menos horas de luz limita además la capacidad de llevar a cabo operaciones que le permitan a Ucrania recuperar territorio en el este.

“Los rusos están mejor que cuando llegaron al país, en febrero, cuando estaban mal preparados”, declaró a la Agence France-Presse un responsable occidental que pidió el anonimato.

“Estamos asistiendo a un mayor grado de coherencia en el enfoque militar general” que se le está dando al conflicto, apuntó.

Costes y beneficios

Si Ucrania registrara más éxitos en el campo de batalla, podría incrementar su presión para un acuerdo negociado, apuntan los analistas, que recuerdan sin embargo que la voluntad de Zelenski de recuperar Crimea ha despertado preocupación entre sus aliados occidentales.

Muchos habitantes de Crimea quieren que la península siga siendo parte de Rusia, que necesita una base de operaciones para su flota en el mar Negro.

“Esto es un asunto existencial para la Marina rusa y para los propios rusos”, señaló William Alberque, del Instituto internacional para estudios estratégicos.

“Teniendo poder sobre Crimea, el acuerdo podría ser congelar la línea de batalla aquí”, dijo, planteando que si Crimea queda fuera de la mesa de negociación, Rusia tendrá menos “presión”.

El presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó el martes que, después de hablar con los líderes del G20 en Bali, “la vía de la negociación no es incompatible con la resistencia” de Ucrania y que “hoy probablemente haya más consenso sobre esta postura”.

Macron dijo que planea hablar con Putin próximamente, para insistir sobre todo en una advertencia del G20 con el fin de evitar una escalada nuclear en el conflicto.

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Algunos analistas también ven un cambio de postura por parte de Estados Unidos, cuyo apoyo militar es crucial para Kiev.

La semana pasada, el general estadounidense Mark Milley afirmó que la guerra no puede saldarse con una victoria militar pero que existe “una ventana de oportunidad para la negociación”.

Y esa misma semana, el jefe de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, William Burns, se reunió con su par ruso, Sergei Naryshkin, en Turquía, en un inusual cara a cara.

¿Negociaciones?

Con todo, las negociaciones son de momento poco probables, pues ambos bandos están convencidos de que todavía pueden ganar en el campo de batalla.

“Desde luego, a Ucrania no le interesa tener líneas de batalla fijas, quiere registrar victorias durante el invierno para estar en una posición mucho más fuerte la próxima primavera”, apuntó Alberque.

Emma Ashford, responsable en el Stimson Center de Washington, indicó no obstante que el presidente estadounidense Joe Biden y su administración “deben pensar en el momento adecuado para impulsar las negociaciones y en qué medida los costes de seguir luchando son mayores a los beneficios”.

La experta esbozó tres escenarios posibles para los próximos meses que podrían facilitar una negociación: que Ucrania registre más avances, que Rusia ataque con más fuerza o un estancamiento.

“Lo que tienen en común los tres es que, en todos, los resultados en el campo de batalla apuntan hacia un consenso sobre la posibilidad de lograr un acuerdo”, escribió Ashford en la revista Foreign Affairs el pasado octubre.