Aunque muy minoritario, el movimiento republicano del Reino Unido está alerta para hacer presión al término del reinado de
Isabel II
, que ha fallecido a los 96 años tras haber cumplido el pasado 6 de febrero siete décadas en el trono.Con el eslogan “No otros 70. Es la hora de la república”, la organización Republic, representante de este colectivo, ya montó durante las celebraciones en junio del Jubileo de Platino una campaña con la meta de “desmitificar la monarquía e impulsar el debate sobre un modelo constitucional alternativo”, explica a Efe el director, Graham Smith.
En opinión de Smith, la muerte de la soberana, que por su profesionalidad y entereza inspiraba un gran respeto a la población, y su sucesión por el más controvertido príncipe heredero ofrece la oportunidad de analizar la posibilidad de “elegir como jefe de Estado a un presidente políticamente neutro, al estilo de Irlanda o Alemania”.
“A diferencia de la reina, que no solía pronunciarse públicamente -de modo que la gente proyectaba lo que creían que pensaba-, tanto Carlos (Charles) como su hijo Guillermo (William)expresan sus opiniones, que no siempre caen bien” y rompen la presunta imparcialidad de la monarquía constitucional, declara.
Según Smith, lejos del “respeto y la admiración” que despertaba Isabel II, que para muchos “encarnaba una época dorada pasada”, sus sucesores estarán más expuestos a la crítica y al efecto de las redes sociales.
Los mitos sobre la monarquía
Fundada en 1983, aunque más activa desde hace unos 15 años, Republic tiene unos 120.000 miembros y, de acuerdo con su dirigente, representa a unos 10 o 12 millones de personas que, en base a las encuestas, estarían dispuestas a prescindir de la realeza.
Smith argumenta que el apoyo ciudadano a la institución monárquica es “superficial” y “está basado en creencias falsas”, y hasta ahora “se sostenía principalmente por el apego a la reina, una figura que ha estado presente en la vida de la mayoría de los británicos”.
Republic denuncia algunos de los “mitos infundados” sobre la monarquía, como que “atrae al turismo” -lo que no corroboran los datos económicos, a su juicio- o que es “neutra” y “representa” al pueblo, cuando por ley en realidad hace lo que le dicta el Gobierno, tiene prerrogativas legislativas que le permiten defender sus intereses y encabeza las Fuerzas Armadas y la Iglesia de Inglaterra.
Según cálculos del grupo de presión, mantener la institución cuesta al contribuyente unos 345 millones de libras (365 mil millones de pesos) al año, si se computan, además de las subvenciones públicas, el coste de su seguridad o la pérdida de ingresos para el fisco al no gravarse ciertos ducados y fincas reales.
La ausencia del republicanismo
Si bien entre 2016 y 2021 los sondeos registran un descenso del apoyo a la monarquía, la realidad es que el republicanismo está prácticamente ausente del debate político e incluso intelectual en el Reino Unido.
Ningún gran partido, a excepción del Sinn Féin norirlandés -que ansía la reunificación de la isla de Irlanda-, contempla una república en su programa electoral, aunque individualmente algunos diputados se confiesen partidarios, y cuesta encontrar académicos que aborden el tema.
Ted Vallance, de la universidad londinense de Roehampton, uno de los pocos historiadores interesados, dice a Efe que la falta de atención hacia el republicanismo podría deberse a que en la actualidad “la monarquía y la identidad británica están entrelazadas”.
A nivel histórico, “estuvo asociado a los revolucionarios franceses y a la ejecución de monarcas”, lo que supone que incluso hoy defender una república en el Reino Unido se asocia “con abogar por valores extranjeros, como los de la Revolución Francesa (1789), y con el derrocamiento violento de reyes”, explica.
Curiosamente, Inglaterra y Gales, y después también Escocia e Irlanda, se adelantaron a Francia y otros países al experimentar brevemente un periodo de república conocido como Commonwealth entre 1649 y 1660, tras la ejecución del rey Carlos I durante una guerra civil, si bien las motivaciones del movimiento liderado por Oliver Cromwell eran complejas y tenían connotaciones religiosas, apunta Vallance.
En su opinión, es difícil que el debate sobre el republicanismo despegue en Inglaterra, la región más poblada e influyente, pero sí podría cobrar fuerza en Escocia si finalmente consiguiera la independencia o incluso si en un hipotético futuro Irlanda del Norte pasara a formar parte de la República de Irlanda.