Una serie de reuniones sobre seguridad en Europa es el escenario perfecto para las fantasías de poder del presidente ruso. ¿Qué podría ser mejor para un autócrata?, se pregunta Bernd Riegert.

El presidente ruso Vladimir Putin puede darse por satisfecho con el “Festival de Rusia” de esta semana, donde está prevista una densa serie de conferencias y reuniones en Ginebra, Bruselas, Viena y Brest con el objetivo de mantenerlo tranquilo.

Pero también para disuadirlo de una temida invasión de tropas rusas en Ucrania.

El “festival” ya comenzó en diciembre con dos llamadas telefónicas entre los presidentes estadounidense y ruso.

El viernes pasado tuvo lugar una videoconferencia extraordinaria de los ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN, en la que “Occidente” debatió sobre su postura.

Biden había prometido que habría consultas cercanas con los europeos y cumplió su promesa.

Este lunes continuó en Ginebra con “negociaciones estratégicas” directas entre EEUU y Rusia.

“Festival de Rusia”

Luego, el miércoles, habrá en Bruselas una reunión del “Consejo OTAN-Rusia”, un organismo de consulta oxidado.

Al mismo tiempo, los jefes militares de la OTAN se reúnen para considerar el refuerzo de tropas en el Mar Negro o en la frontera oriental de la OTAN.

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), de la que son miembros Estados Unidos y Rusia, se reunirá el jueves.

La UE también quiere mostrar algo de músculo en estos días. Los ministros de Defensa y Relaciones Exteriores de la UE se reunirán en Brest, Francia, el miércoles, jueves y viernes.

El tema aquí, como en todas las demás reuniones de: las demandas rusas de garantías de seguridad y la posible reacción a una escalada de Putin en Ucrania.

La UE se queja

Y la conclusión es que el presidente ruso ha logrado que haya movimiento en “Occidente”, para que queden a la vista las diferencias de opinión.

Existen claras diferencias dentro de la OTAN y la UE con respecto a Rusia, en función de los intereses de los estados miembros.

El alto representante de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, se queja de que ni siquiera se le pregunta sobre la seguridad en Europa y Ucrania.

Hasta el día de hoy, los europeos no han podido ponerse de acuerdo exactamente con qué severas sanciones quieren amenazar a Rusia.

Lo único que la UE ha decidido hasta ahora es que debería haber una especie de precio para las agresiones adicionales de Moscú.

Oferta de compromiso a Rusia

Es comprensible que la UE no se atreva a tocar el tema del sector que realmente perjudicaría a Rusia: el suministro de energía.

Porque sin el gas y el petróleo de Rusia, numerosos países de Europa, incluida Alemania, se verían en serias dificultades.

El presidente ruso no tiene que temer resoluciones graves durante esta semana. Le harán las mismas advertencias que le han hecho desde 2014, cuando Rusia desplegó sus tropas en la frontera con Ucrania.

Ni EEUU ni otros países de la OTAN utilizarán su propio ejército para ayudar a Ucrania. Está claro que la OTAN no responderá a la demanda de Moscú de renunciar a una posible inclusión teórica de Ucrania o Georgia.

No dará su brazo a torcer ante el chantaje ruso y, por supuesto, Putin también lo sabe.

Sin embargo, el presidente Biden ya le aseguró que la adhesión de Georgia y Ucrania a la OTAN no estará en la agenda en un futuro próximo.

Después de todo, este limbo existe desde la cumbre de la OTAN de 2008 en Bucarest.

Seguir hablando

Occidente seguirá intentando abrirse camino de alguna manera y confiar en la diplomacia sin provocar una acción militar rusa. Vladimir Putin mantendrá a Occidente alerta con algunas provocaciones.

Mantendrá a fuego lento los conflictos en y alrededor de Bielorrusia, Ucrania, Georgia, Moldavia y Armenia, para evitar que estos países avancen hacia el oeste.

Desde el punto de vista militar, Occidente, que ni siquiera ha sido capaz de organizar su propia retirada de Afganistán, parece muy indeciso.

De momento, Putin no hará avances en la guerra contra Ucrania, que inició con la anexión de Crimea en 2014, porque el impredecible ruso ya logró en principio lo que quería.

EEUU, la OTAN y la UE querrán seguir hablando, basándose en el hecho de que Putin no puede permitirse una guerra nacional en toda regla, porque lo primero que le preocupa es consolidar su influencia en Kazajistán.