Una de las primeras víctimas mortales de la frontera entre Polonia y Bielorrusia fue enterrado hace menos de un día. Todavía no existe una solución política para salvar a miles de migrantes del crudo invierno, mientras intentas cruzar los límites para llegar hasta Alemania.

Una de las primeras víctimas de la crisis migratoria tenía solo 19 años y fue enterrado anoche en una ceremonia íntima en la mezquita del pequeño pueblo de Bohoniki, cerca del cruce de la frontera de Polonia y Bielorrusia.

El lugar donde Ahmad al Hasan descansa en paz es una curiosidad histórica: los tártaros musulmanes se establecieron allí en el siglo XVII.

Solo un puñado de ellos sigue viviendo ahí. Esta pequeña comunidad se sintió obligada a enterrar a Ahmad al Hasan como a uno de los suyos.

“Era una persona, un musulmán y aún joven”, dice el alcalde Maciej Szczesnowicz, y debía tener “un entierro digno”. Ahora su tumba se encuentra a miles de kilómetros de su ciudad natal en Siria, Homs.

Entierran a la primera víctima de las crisis migratoria europea: miles enfrentarán un crudo invierno
Marko Djurica | RFI

“Es una tragedia”

El joven sirio abandonó un campo de refugiados en Jordania porque, como muchos otros, había leído en las redes sociales que había un camino fácil hacia la UE, a través de Minsk.

El gobierno de Lukashenko difundió sistemáticamente esta desinformación, con las consecuencias ahora conocidas: miles partieron, sobre todo de las regiones kurdas de Irak, Siria y Afganistán.

Ahmad murió junto con un kurdo irakí al intentar cruzar el río Bug, desde Bielorrusia.

Numerosos informes sugieren que los militares intentan obligar a los migrantes a cruzar las vallas, las zonas boscosas y los pantanos a lo largo de la frontera de 400 kilómetros.

Eugenia, quien habita en la zona, está desesperada por la situación de los musulmanes en la frontera.

“Es terrible de ver, hace frío, se mueren de frío allí afuera, es una tragedia. Para mi es simplemente trágico, no comprendo cómo se puede permitir que suceda algo así”, dijo.

Pocas ONG en ayuda de la crisis migratoria

Entre los habitantes de la región fronteriza hay mucha voluntad de ayudar. Al igual que en Bohoniki, se recolecta ropa de abrigo y comida por todas partes.

Sin embargo, solo hay unas pocas docenas de ayudantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) polacas que trabajan en la zona.

No se atreven a entrar en la zona acordonada, porque quien caiga en manos de la policía fronteriza será detenido de inmediato.

En operativos secretos nocturnos, solo atienden a migrantes que pueden transmitir su paradero a través del móvil y se encuentran a varios kilómetros alejados de la frontera.

“Lo primero que hacen los guardas fronterizos es quitar los móviles a los migrantes”, dice Agata Kolodziej, de la fundación Ocaleni.

Agata es una de tantas que está cansada y frustrada, porque “las autoridades están haciendo todo lo posible para poner obstáculos en su camino.”

Retornos forzados

“A veces ayudamos a la gente en el bosque por la noche, y cuando más tarde se encuentran con los guardas fronterizos, los devuelven inmediatamente al lado bielorruso. Nos encontramos con refugiados que han sido rechazados hasta seis o siete veces y lo siguen intentando”, explica la mujer.

“Todos estos ‘pushbacks’ son ilegales, según las leyes internacionales y de la UE”, enfatiza Agata.

El gobierno de Varsovia emitió recientemente un reglamento donde se dictamina que son legales.

A la Unión Europea no le importa que la ley se viole decenas de veces al día en esta frontera, piensa.

En la noche del lunes al martes, la policía fronteriza polaca informó de alrededor de 200 intentos de cruzar la frontera por parte de inmigrantes y 29 de los llamados “retornos desde suelo polaco”.

Leonid Shcheglov | RFI

Propaganda por la crisis migratoria

En muchos medios de comunicación polacos, los migrantes son retratados como una amenaza para la seguridad nacional, como ilegales y personas que huyen por motivos económicos, que nada tienen que buscar en Polonia o en Europa.

El gobierno de Varsovia está haciendo todo lo posible para reforzar esa imagen negativa de los medios de comunicación y además elogia a los “heroicos policías fronterizos”, que trabajan arduamente por la patria y pasando frío.

La opinión pública en Polonia, sin embargo, está dividida.

Una encuesta reciente mostró que, si bien más del 50% de los encuestados considera que las devoluciones de personas son correctas, más del 60% de los polacos cree que los migrantes deberían tener derecho a un procedimiento de asilo.