El gobierno británico pidió el miércoles a la Unión Europea suspender temporalmente la aplicación de las disposiciones aduaneras posbrexit en Irlanda del Norte y negociar “cambios significativos” de dichas medidas, fuente de gran tensión en esa región británica.

“Creemos que debemos acordar rápidamente una moratoria” en la aplicación del denominado “protocolo de Irlanda del Norte”, afirmó David Frost, ministro encargado de cuestiones europeas, ante la cámara alta del Parlamento británico.

“Hemos concluido que ahora no es el momento adecuado de activar el artículo 16” del protocolo, que permite suspender unilateralmente su aplicación, según apuntó Frost.

A las pocas horas, la Comisión Europea descartó cualquier “renegociación” del protocolo.

La Unión Europea (UE) está dispuesta a continuar el diálogo y “encontrar soluciones innovadoras” con el Reino Unido, pero “en el marco del protocolo”, advirtió Sefcovic. “No aceptaremos una renegociación del protocolo”, dijo el comisario europeo, recordando que las medidas, arduamente negociadas, fueron ratificadas por el Parlamento británico.

Tensión en Irlanda

El Reino Unido abandonó formalmente el mercado único europeo y la unión aduanera el pasado 1 de enero. El 24 de diciembre ambas partes firmaron un acuerdo comercial que incluye disposiciones aduaneras específicas para Irlanda del Norte.

Diseñado para evitar una frontera entre esa región británica y la vecina República de Irlanda -país miembro de la UE-, inaceptable para los republicanos norirlandeses y que amenazaría el frágil proceso de paz instalado en 1998, el protocolo mantiene a la región en el mercado único europeo y la unión aduanera.

Pero impone controles a mercancías procedentes de Gran Bretaña para evitar que los productos no autorizados entren en la UE a través de Irlanda.

Las comunidades unionistas de norirlandeses, apegadas a su pertenencia a la corona británica, los denuncian como una separación del resto del Reino Unido.

Esto provocó violentos disturbios que despertaron el temor a nuevos enfrentamientos intercomunitarios.

El acuerdo de paz del Viernes Santo de 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto entre republicanos católicos y unionistas protestantes, que dejaron unos 3.500 muertos.