Vladimir Putin y varios dirigentes rusos mostraron un moderado optimismo este jueves, al día siguiente de la cumbre con Joe Biden.

El presidente ruso y su homólogo estadounidense se reunieron el miércoles en Ginebra durante poco menos de cuatro horas. En la instancia se tendió al apaciguamiento tras meses de tensiones que desembocaron en una muy fuerte degradación de sus relaciones diplomáticas.

El encuentro permitió pocos avances concretos, salvo el inicio de un diálogo sobre ciberseguridad, el regreso a sus cargos de sus respectivos embajadores y un texto muy breve sobre el lanzamiento de un “diálogo sobre la estabilidad estratégica”.

Este jueves Putin afirmó que Rusia está dispuesta “a proseguir este diálogo en la misma medida en que lo está la parte estadounidense”.

“Pudimos comprendernos, entender nuestras posiciones respecto a temas clave”, añadió.

Por su parte, el viceministro de Exteriores, Serguéi Riabkov, calificó el rechazo a la guerra atómica como “un verdadero éxito”.

Tras la prolongación del tratado de desarme New Start a comienzos de este año por parte de Biden, “es el segundo paso de Washington hacia un regreso al sentido común”, señaló, citado por el diario Kommersant.

“Aunque el texto es muy corto, es un documento común sobre la estabilidad estratégica, que es una responsabilidad particular de nuestros países. No solamente hacia sus pueblos sino frente al mundo entero”, destacó el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.

“Es su estilo”

Vladimir Putin además volvió este jueves a manifestarse sobre la impresión que le dejó Joe Biden, estimando que su interlocutor es un “profesional” con el que “hay que trabajar muy atentamente para no perderse nada”.

Respondía a una pregunta sobre las capacidades cognitivas del presidente norteamericano, muchas veces criticado por sus detractores por su avanzada edad.

“No deja pasar absolutamente nada, se lo garantizo”,
continuó: “Comprende a qué quiere llegar y lo hace con mucha habilidad, eso se percibe rápidamente. Pero, al mismo tiempo, el ambiente fue bastante amistoso”.

Siguió con una estocada para la portavoz del presidente Biden, Jen Psaki, antes de ampliarla a los estadounidenses en general.

“Ella no para de mezclar todo. No es que no sea educada o que tenga mala memoria, pero cuando las personas piensan que algo es secundario, realmente no le prestan atención. Los estadounidenses creen que no hay nada más importante que ellos mismos, es su estilo”, picaneó.

Ambos jefes de Estado ya habían intercambiado algunos dardos el miércoles tras la cumbre, en conferencias de prensa por separado.

Putin se había embarcado entonces en una diatriba contra Estados Unidos, considerando que no tiene legítimidad para hablar sobre derechos humanos, y denunciando el trato brindado a los manifestantes que irrumpieron en el Congreso en Washington el 6 de enero, o la violencia policial contra los afroamericanos.

Estos comentarios provocaron una dura réplica por parte del presidente estadounidense, que denunció “comparaciones ridículas”.

La Casa Blanca reivindicó un doble objetivo antes de la cumbre: explorar las vías posibles de cooperación y disuadir a Putin para que no prosiga con sus “actividades desestabilizadoras”.

Respecto al presidente ruso, muchos expertos coinciden en que obtuvo lo que más quería con este encuentro, al destacar la importancia de Rusia en la escena internacional.

Una primera consecuencia concreta de la cumbre, ha sido que la portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zajarova, anunció este jueves que el embajador Anatoly Antonov regresaría desde la próxima semana a Washington.