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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La diputada kirchnerista de Buenos Aires, Lucía Klug, presentó un proyecto de ley para crear una "Tasa Ambiental sobre el Metano" gravando las emisiones de vacas en establecimientos ganaderos. La propuesta generó rechazo del sector rural argentino y debate sobre temas ambientales y fiscales. Klug argumenta la necesidad de abordar el cambio climático y propone compensar las emisiones mediante un fondo de gestión de residuos. La Mesa de Enlace rechazó la medida, alegando que afectaría la producción y el empleo.

Se trata de la legisladora kirchnerista Lucía Klug, quien justificó su proyecto de ley en defensa del medio ambiente. Rechazo del gobierno de Milei y de las entidades ganaderas.

En los últimos días de su mandato, la diputada kirchnerista de Buenos Aires Lucía Klug, integrante del espacio Patria Grande dentro de Unión por la Patria, sorprendió a la Legislatura con un proyecto tan llamativo como disruptivo: la creación de una “Tasa Ambiental sobre el Metano” destinada a gravar las emisiones de las vacas en los establecimientos ganaderos de la provincia.

La iniciativa, presentada a contrarreloj antes del recambio parlamentario de diciembre, generó rechazo unánime del sector rural de Argentina y abrió un acalorado debate que combinó cuestiones ambientales, fiscales y políticas, además de “chicanas” políticas de por medio.

El texto de la legisladora K arranca con una definición contundente: “Créase la Tasa Ambiental sobre el Metano en Buenos Aires (Tamba) en función de mitigar la emisión de gas metano y hacer factible a largo plazo su actividad económica”.

Además, la iniciativa apela al principio de Responsabilidad Extendida del Productor y prevé la creación de un fondo fiduciario destinado a compensar las emisiones ganaderas mediante políticas de gestión de residuos sólidos urbanos.

En los fundamentos, Klug argumentó que su propuesta “surge de la imperiosa necesidad de enfrentar los desafíos del cambio climático” y citó datos del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero.

Afirmó que la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, genera un cuarto de las emisiones del país y que el 27% corresponde al metano, con la ganadería aportando el 19% y los residuos sólidos urbanos el 6%. Para Klug, la fermentación entérica y el manejo del estiércol como dos fuentes relevantes dentro de la cadena productiva.

El artículo 6° del proyecto establece que la tasa se abonará en función de los kilogramos de dióxido de carbono equivalente emitidos por cada establecimiento, calculados según la cantidad de cabezas de ganado y las características productivas.

Rechazo inmediato al proyecto para que “las vacas paguen impuestos por sus gases”

La reacción de la Mesa de Enlace, el organismo que agrupa las entidades claves del sector agropecuario de Argentina, fue inmediata.

Como parte del rechazo a la propuesta de Klug, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) utilizó el humor y la ironía: “Cobrar por respirar a las vacas no reduce emisiones, reduce producción”, afirmó su presidente Ignacio Kovarsky.

En X, la entidad redobló: “El metano se mide; la improvisación legislativa también… y emite mucho más. ¿Por qué no pensar una tasa para los legisladores improvisados?”.

Según la confederación, la ganadería bonaerense “ya sostiene una de las presiones impositivas más altas del país” y sumar un tributo sobre el metano “reduciría producción, competitividad y empleo”.

En tanto, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) se sumó a la negativa de cobrar por los gases de las vacas y sostuvo que la iniciativa “no es una discusión ambiental”, sino “otra muestra de la capacidad de daño de dirigentes que vuelven a atacar al sector que sostiene al país”.

En medio del vendaval de críticas, la propia Klug defendió la iniciativa al ser entrevistada en el canal de noticias LN+. “Son los eructos y es el estiércol de la vaca el que produce gas metano y es un tema muy serio, no es una joda”, afirmó.

Según explicó, la tasa apunta a mitigar el impacto ambiental y no a recaudar: “Se tomó como un proyecto absolutamente fiscalista, pero lo que se busca es que nadie lo tenga que pagar. El proyecto lo que hace es promover que los productores tengan una política para mitigar el daño que producen”.

La diputada, cercana al dirigente social peronista Juan Grabois, recibió precisamente el respaldo del dirigente social. En su cuenta de X, el político escribió: “Muy bien Lucía, seguí adelante, no te dejes intimidar ni por los oligarcas disfrazados de gauchos, ni por los que ocultan su ignorancia ridiculizando tus argumentos, ni por los que siempre dicen que no es el momento para dar ciertos debates”.

Qué dijo el gobierno de Milei al cobro por gases de las vacas

Desde el gobierno de Javier Milei, el secretario de Coordinación Productiva, Pablo Lavigne, calificó el proyecto K como “tirarse un tiro en el pie” y recordó que la ganadería y la industria cárnica son claves para el empleo y la generación de divisas en Argentina.

“Están al revés de lo que se intenta hacer. El mundo hoy tiene un déficit brutal de carne y Argentina se puede posicionar como uno de los grandes productores y exportadores. Sería absurdo”, dijo. Y agregó que el país “es carbono neutral” en términos agregados y hasta podría emitir bonos de carbono: “Me parece un sinsentido. Va contra la exportación y contra la producción”.