El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó hoy que no tiene información sobre el estado de salud de líder opositor Alexéi Navalny, quien fue trasladado a un hospital para reclusos.

“No tengo información sobre el estado de salud del mencionado recluso y por tanto no puedo creer sus afirmaciones acerca de cierto estado crítico”, contestó Peskov a la pregunta de un periodista en su rueda de prensa telefónica diaria.

Consultado sobre la reacción del Kremlin a la advertencia de Estados Unidos acerca de que Rusia tendrá que “rendir cuentas ante la comunidad internacional” en caso de que Navalny muera, el portavoz subrayó que en Moscú no se toman en cuenta “semejantes declaraciones formuladas por representantes de otros Estados”.

“El estado de salud de los condenados y reclusos en el territorio de la Federación de Rusia no puede ni debe ser tema de su interés”, enfatizó.

Peskov indicó que el presidente ruso, Vladímir Putin, recibe información sobre las peticiones para que Navalny pueda ser atendido por sus médicos.

“Él (Putin) es informado de estos hechos. En este caso no puedo reflejar alguna reacción. Desde luego, ello no puede ser motivo para una intervención del presidente”, explicó.

El portavoz indicó que Putin no puede adoptar medidas sobre la “supervisión de la salud de los reclusos”.

“El FSIN (Servicio Federal Penitenciario de Rusia) tiene determinado reglamento para ello. En las prisiones todos estos procesos están estrictamente reglamentados”, insistió.

El departamento del FSIN para la región de Vladímir, donde Navalny cumple condena en la prisión IK-2, informó hoy de que el opositor fue trasladado al hospital regional para condenados, que se encuentra en otro penal, el IK-3.

Según el FSIN, Navalny es examinado diariamente por un médico y su estado de salud “se valora como satisfactorio”.

“Con el acuerdo del paciente se le ha prescrito un tratamiento con vitaminas”, añadió la autoridad penitenciaria.

Según dijeron los colaboradores de Navalny el fin de semana, la vida del opositor “pende de un hilo”, porque tiene graves problemas de salud y no puede ver a su médico de confianza.

La esposa de Navalny, Yulia Naválnaya, le visitó la semana pasada en la cárcel y alertó de que había perdido mucho peso y hablaba con dificultad.

El opositor, de 44 años, ha perdido 16 kilos desde que ingresara en prisión el pasado febrero y 9 desde que comenzara su huelga de hambre en protesta por la negativa de los servicios penitenciarios a ser examinado por un médico de confianza.

El pasado día 16, en un mensaje publicado en Instagram, Navalniy quien sufre además una doble hernia y una protusión discal, escribió que la autoridades del penal IK-2M, han reconocido el grave deterioro de su salud y amenazan con alimentarle de manera forzosa.

Según el médico Yaroslav Yashijmin, que atendió anteriormente a Navalny, los exámenes de sangre que se le practicaron al opositor el pasado día 15 mostraban “niveles de potasio extremadamente elevados”.

“Un paciente con esos niveles de potasio debe hallarse en observación en una unidad de cuidados intensivos”, dijo Yajishmin al portal independiente Meduza.