Los ministros de Interior de la Unión Europea (UE) expresaron este miércoles su solidaridad con Grecia, al llegar a una reunión de emergencia para buscar cómo ayudar a Atenas a gestionar la presión migratoria en su frontera con Turquía.
Ankara decidió dejar de controlar los migrantes y refugiados en su suelo y permitirles el paso hacia Europa, en contra de lo acordado con la UE en 2016, para presionar a los europeos a que apoyen a Turquía en su ofensiva en Siria.
“No se juega con las vidas de mujeres y hombres (…) que pueden correr todos los riesgos”, dijo el ministro francés del Interior, Christophe Castaner, a su llegada a la reunión, expresando su “solidaridad” con Grecia.
Su par español, Fernando Grande-Marlaska abogó demás por buscar en la reunión “una postura común en una política que es común en la UE” y conseguir que Ankara se mantenga “en los parámetros” del acuerdo alcanzado en 2016 en plena crisis migratoria.
Los ministros europeos evitaron criticar explícitamente a Atenas por el rechazo de los migrantes en las fronteras y por su decisión de suspender las demandas de asilo durante un mes, que Acnur considera contraria al derecho internacional y europeo.
La “protección de fronteras” de la UE debe hacerse “respetando plenamente los derechos fundamentales”, dijo la comisaria europea de Asuntos de Interior, Ylva Johansson, precisando que Grecia se enfrenta a una situación “excepcional”.
“Todo en orden, dada la situación particular. Grecia hace un trabajo muy importante para toda Europa: la protección de nuestras fronteras”, aseguró el ministro alemán Horst Seehofer, abogando por una acción común para acoger a menores migrantes.
El ministro luxemburgués Jean Asselborn abogó por que cada país acoja a 10 menores. Francia recordó que ya se comprometió a acoger a 400 solicitantes de asilo de Grecia. Austria, por su parte, descartó esa posibilidad.
El viceministro griego de Inmigración y Asilo, Yorgos Koumoutsakos, indicó a la AFP que esperaba de sus 26 pares europeos ayuda en guardias fronterizos, expertos en asilo, intérpretes, productos de primera necesidad no alimenticios y medios técnicos.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya prometió a Atenas unos “700 millones de euros” para gestionar la nueva llegada de migrantes. La mitad del monto se desembolsaría de manera inmediata.