La historia podría repetirse en las elecciones generales previstas en España para el próximo 10 de noviembre y cuyos resultados, según todas las encuestas, serán similares a los que condujeron al bloqueo parlamentario el pasado mes de septiembre, provocando la repetición de los comicios ante la falta de entendimiento de los partidos de izquierda.

Todas las encuestas señalan como ganador al presidente en funciones, Pedro Sánchez, aunque el candidato socialista se quedaría lejos de la mayoría absoluta necesaria (176 escaños) para poder formar gobierno en la primera ronda parlamentaria.

Sánchez obtendría entre 120 y 135 diputados en una Cámara legislativa de 350 bancas, lo que le obligaría a negociar el apoyo de otras fuerzas políticas para acceder al poder. Si fracasa en su primer intento, el candidato socialista tendría otra oportunidad de ser investido como presidente. En esa segunda ronda sólo necesitaría sumar en el Congreso de los Diputados más votos a favor que en contra.

El derechista Partido Popular (PP), con Pablo Casado, mejoraría sustancialmente sus resultados, según las encuestas que le otorgan entre 85 y 100 diputados.

Junto al derrumbe de Albert Ribera y el centroderechista Ciudadanos (Cs), en el que coinciden todos los sondeos, y el retroceso de la izquierda antiliberal de Unidas Podemos (UP) que cosecharía entre 30 y 40 escaños con Pablo Iglesias a la cabeza, merece especial atención el sustancial crecimiento del ultraderechista Vox que, liderado por Santiago Abascal, obtendría entre 30 y 40 diputados (tiene 24), aumentando en cuatro puntos su porcentaje a pesar de sus proclamas xenófobas, su amenaza de deportar a los migrantes ilegales y su declarado antifeminismo. La escisión de UP, Más País, apenas conseguiría cuatro escaños.

Los principales partidos nacionalistas de Cataluña y el País Vasco retendrían su tradicional caudal electoral, cuando no lo incrementarían, lo que revalorizaría sus votos en un parlamento fragmentado y sin partidos dominantes. En función de los resultados, los pequeños partidos nacionalistas podrían torpedear o facilitar la investidura presidencial de Sánchez, si es que logra establecer alianzas con otras fuerzas de izquierda, como UP.

En cualquier caso hay que relativizar los pronósticos de las encuestas que en España han errado más de la cuenta en anteriores convocatorias electorales. Además, se prevé una alta abstención por el hartazgo de muchos electores ante la repetición de los comicios, lo que favorecería al bloque de la derecha y podría influir en el desenlace de las urnas.

La crisis política catalana, eje del debate electoral

La gestión de la grave crisis independentista en Cataluña y la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, marcarán la orientación de los votos junto al desempleo, la precariedad laboral, la corrupción y el cuestionamiento de la clase política, entre otros temas candentes de un país que todavía no logra salir de la grave crisis económica de 2008, que provocó duros reajustes presupuestarios y severos recortes en partidas sociales.

Buena parte de las elecciones del 10 de noviembre se jugarán en Cataluña. El conflicto en esta región está polarizando cada vez más a los partidos y también a muchos votantes. Mientras la derecha reclama medidas más contundentes para aplacar los ánimos separatistas, el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) rechaza cualquier demanda independentista y opta por la negociación en el marco de la Constitución española, mientras que la izquierda alternativa de UP defiende el derecho a la autodeterminación, pero con apego a las leyes.

La celebración de las cuartas elecciones generales en menos de cuatro años ha decepcionado a muchos electores, sobre todo a los votantes de izquierda que confiaban en que el PSOE y UP serían capaces de negociar una coalición de gobierno tras los comicios del pasado mes de abril, algo que no sucedió. Por ello, es probable que la abstención electoral se incremente, lo que favorecería según los expertos al bloque conservador que aun así no alcanzaría según los sondeos la mayoría necesaria para acometer la investidura presidencial del candidato del PP, Pablo Casado.

Lo más probable es que tras las elecciones se abra un proceso de intrincadas negociaciones, tiras y aflojas entre el PSOE y las formaciones políticas que podrían sacar adelante la investidura presidencial de Sánchez, especialmente UP y los principales partidos nacionalistas catalanes y vascos. Aunque la falta de química entre los líderes de la izquierda española, Sánchez e Iglesias, y la desconfianza que se profesan mutuamente PSOE y UP, suponen un obstáculo añadido para las ya de por sí arduas negociaciones que se prevén.

El Ministerio del Interior ha ordenado un reforzamiento de las medidas de seguridad con motivo de la celebración de las elecciones generales. Según un oficio interno al que tuvo acceso la agencia Efe, esta iniciativa supondrá un “robustecimiento de los dispositivos de seguridad y de las capacidades de inteligencia, de control y de seguimiento antiterrorista por parte de las fuerzas de seguridad del Estado, así como por el resto de los cuerpos policiales y los operadores en materia de seguridad”.

El despliegue policial comenzará el próximo viernes y se extenderá hasta el 12 de noviembre, enfocado prioritariamente a la vigilancia y protección de los actos electorales.