Hace mucho que no moría un reconocido peso pesado de la política mundial. Expresidentes, sí, y a menudo, dada la avanzada edad de algunos.

La de Jacques Chirac (86 años) fue una muerte con amplia difusión y reacciones. Los medios europeos repicaron como campanadas de clamor (por deceso) para informar al mundo la partida de un hombre que, prematuramente y en concordancia con los tiempos actuales, hacía décadas hablaba de migración forzada, oposición a la guerra y el cambio climático, muy en boga este 2019 tras la 74º Cumbre de la ONU y la COP25 a celebrarse en Chile.

La solicitud de perdón a los judíos desde Francia

Conocida como La Redada del Velódromo de Invierno, en 1942, 13 mil judíos (entre estos 4.000 niños) fueron detenidos en una redada en Paris, según lo recuerdan medios españoles como El País.

La situación pesaba para la Francia de Chirac, 53 años después. Las palabras del hombre que llevó el traje de la presidencia con mancuernas de diplomacia, venían con el perdón incluído porque, de aquel número de deportados a los campos de concentración, únicamente 30 regresaron con vida.

“Esas horas negras mancillan para siempre nuestra historia y son una ofensa a nuestro pasado y nuestras tradiciones. ( … ) Francia, patria de la ilustración y de los derechos humanos, tierra de acogida, de asilo, cometió entonces algo irreparable: faltó a su palabra y entregó a los verdugos a sus protegidos. Con ellos mantenemos una deuda imprescriptible”, dijo Chirac ese 16 julio de 1995.

Pero eran solo una parte ínfima de las cifras, porque de 350.000 judíos que vivían en Francia en 1939, 76.000 fueron entregados a los nazis y solo 2.500 regresaron.

Hitsclo.com
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El régimen de Vichy permitió a la Francia sumisa y sumida ante el poderío nazi, que en la década de los 40 el poder francés se rindiera ante Hitler, con la amenaza del aplastante ejército del Tercer Reich avanzando sobre Europa.

Philippe Pétain era el mariscal que lideró la sumisión y por ende la importante deportación que sumó al genocidio del pueblo judío. De ahí, las condolencias medio siglo después.

Pétain al centro/ ABC
Pétain al centro/ ABC

Chirac aprovechó que su antecesor François Mitterrand solo conmemoraba la fecha de la vergüenza para los franceses, pero nunca aceptando el error. Menos estaba en el protocolo el pedir perdón a una comunidad judía que hasta 1980 se levantó, en territorio francés, de entre las cenizas de una matanza.

Aquel pronunciamiento, aunque tardío, le dio una distinción que comenzaba a ser notoria para el resto del mundo. El caballero Chirac, mostraba a un Estado arrepentido y a la vez compungido con esa parte de la historia.

Reuters
Reuters

Bush, Blair y Chirac: no todos contra “el eje del mal”

Tony Blair era otro titilante caballero inglés al frente del poder británico. Su acento y sus formas un tanto diplomáticas lo revelaban así. La cara oscura, la no visible, estaba en el traspatio del #10 de Downing Street, la casa de gobierno.

Contemporáneo de Chirac en la política europea, Blair y su par francés estaban llamados a mirar desde la zona euro (conformada en 1999) el avance de lo que cada día George W. Bush (hijo) gestaba como la segunda invasión a Irak. Hablando de secuencias, era la siguiente generación de los texanos Bush sonando los tambores de guerra hacia el medio oriente.

Blair fue como una especie de mejor amigo para Bush. Dejó ver mediáticamente su apoyo casi incondicional a la justificación del entonces mandatario estadounidense: las armas de destrucción masiva que estaban en poder de Sadam Husein, un viejo enemigo del expresidente y su hijo en el poder.

Pero Chirac sabía que algo andaba mal y no tuvo reparos en hacerlo público.

Radio Francia Internacional
Radio Francia Internacional

“Compromete el futuro de un pueblo, el futuro de una región, la estabilidad del mundo. Es una decisión grave”.

Se refería al ultimátum que EEUU lanzó sobre Irak antes de invadirlo. Era el 18 de marzo de 2003. Un día después, Bush lanzó su ofensiva contra “el eje del mal”. Lo conformaban a su juicio Irán, Corea del Norte e Irak y así lo mencionó ante la ONU en 2002, un año antes de invadir a este último.

Bush hizo caso omiso de las palabras de Chirac. Entonces, el líder cerró filas para criticar las consecuencias de una guerra que no localizaba armas de destrucción masiva, pero se extendió con furia hacia otro objetivo: Afganistán.

Ante una nueva Asamblea de Naciones Unidas, le hizo ver a los estados miembros en septiembre de 2003 la caja de Pandora que destapó la guerra de su par estadounidense y la crisis que generó en el organismo mundial.

“La guerra, iniciada sin la autorización del Consejo de Seguridad, desestabilizó el sistema multilateral y ha provocado que la ONU atraviese una de sus mayores crisis en su historia. Nadie puede actuar en solitario en nombre de todos y nadie puede aceptar la anarquía de una sociedad sin reglas”. Respaldado por el entonces Secretario Koffi Annan, Bush se veía cercado diplomáticamente, pero en el terreno, eran los iraquies quienes estaban acorralados por los bombardeos.

“Un calendario realista” para devolver a los iraquies el poder, era de los objetivos de Chirac. Si no pudo impedir la guerra a la que se opuso desde el inicio, había que presionar porque los estadounidenses salieran de Irak.

Chirac, Blair y Bush no hicieron la trilogía perfecta como Washington lo hubiera deseado.

Sin embargo, lidió con su propio reproche mundial. Su gobierno realizaba ensayos nucleares en la Polinesia francesa y eso era una clara contradicción a su política diplomática.

Se preparaba ante una amenaza, similar a la guerra de Bush que tanto fustigó, pero los reportes de las generaciones de enfermos por esos ensayos, (practicados desde 1960) son reales como devastadores.

El País
El País

De Chirac, a Greta Thumberg

El acuerdo de París, que llama a los países a comprometerse en reducir la emisión de gases contaminantes, tiene su base en los llamados que Chirac hacía de forma copiosa, allá por 2005, cuando advertía de las consecuencias de una frialdad global, alimentando el poder destructivo del calentamiento global.

“Necesitamos un tipo de mecanismo similar para la biodiversidad. Espero que esta conferencia constituya un paso decisivo en esta dirección. Desde aquí hago un llamamiento a todos los científicos para que unan sus fuerzas con el fin de establecer una red mundial de expertos”, declaró el entonces líder de Francia en la Conferencia Internacional de Biodiversidad.

Ese panel intergubernamental que fue invocado desde hace 14 años, probablemente no tenía una idea de lo certero que se volvería el llamado en tiempos actuales, cuando la juventud representada por Greta Thumberg ha subido a los estrados de foros mundiales como la ONU para decirle a la clase política, desde una generación millennial, que el cambio climático no fue tomado en serio.

Algo en común entre dos representantes de generaciones muy alejadas, pero enfrentadas a las políticas de Bush y Trump, en sus respectivos tiempos.

China se ha comprometido con reducir sus emisiones de gases para 2030. EEUU amenaza con la tormenta perfecta: retirarse del acuerdo que según Donald Trump es parte de una estrategia enemiga para gobernar el mundo económico, desde Asia.

Chirac murió ayer en Francia, pero el acuerdo de París queda vivo y coleando para recordar al estadista, con su llamado anticipado, reprochar a los líderes actuales un “te lo dije” diplomático sobre el cambio climático.

“En todos los continentes y en todos los océanos están encendidas las luces de advertencia. No podemos seguir ignorando las pruebas de la erosión del medio ambiente, que con frecuencia es irremediable”.

Nadie, o casi nadie puso la conciencia debida, según puede observarse cerca de dos décadas después.

El País
El País

El”verdadero amigo” de Chirac en Chile

Los inicios del nuevo milenio fueron convulsionados.

EEUU vivió el peor ataque terrorista en su historia, con los ataques a las torres gemelas en Nueva York y en Washington. Dos años después se buscaban armas de destrucción masiva, derrocar a Sadam Husein y cazar a Osama Bin Laden.

Chile pasaba por una primavera de democracia. Ricardo Lagos era el presidente en turno, el primer socialista tras Salvador Allende, y contemporáneo de Jacques Chirac.

Para ese entonces, a nivel latinoamericano, Lagos era visto como todo un estadista. Los recibimientos por parte de los gobierno centroamericanos en sus visitas oficiales lo confirmaban.

Pero más allá de la convulsionada Latinoamérica, la relación Lagos-Chirac, se volvió un binomio notorio y poco frecuente de la atención que el primer mundo europeo suele darle a un país en construcción, como el Chile de esa época por razones obvias de dictadura.

“Siempre se le recibirá como se recibe a un verdadero amigo, con calor y corazón“. Era el mensaje que Chirac dedicaba al saliente presidente Lagos en marzo del 2006.

La mano fue devuelta ayer, cuando el expresidente Chileno se enteró de la muerte del que fuera su par francés, con algunos parecidos físicos.

Lagos también utilizó el recurso visual para hacer saber su cercanía con Chirac, una que no se vió entre Francia y otro país representada por sus presidentes.

Twitter Ricardo Lagos / Chile
Twitter Ricardo Lagos / Chile

De sus pecados, los franceses y los chilenos hablarán en su momento. La relación entre ambos es otro pasaje de la historia.

Los de Chirac, incluyen una condena a dos años de prisión (no cumplida) por malversación de fondos públicos en el ocaso de su vida política. Desvió fondos a sus partido cuando fue alcalde de París, entre 1977 y 1995.

“Para apoyar a los olvidados de la globalización, abogamos por un impuesto a vuelos internacionales. Pusimos un impuesto de 1 dólar por pasajero que se aplica en Chile, España, Brasil y Francia. Hoy, estos fondos son gestionados por @ONU_es
y son para aliviar la pobreza en África”
, aseguró un Lagos que no evidenció llanto en su publicación, pero si un homenaje a su “verdadero amigo”.