La capacidad de convocatoria del separatismo catalán se desinfló en la gran manifestación de este miércoles con motivo del día de Cataluña, a pocas semanas de la sentencia judicial contra 12 de sus líderes implicados en el intento de secesión de 2017.

La marcha es la octava organizada consecutivamente desde 2012 en ocasión de la Diada del 11 de septiembre, fiesta regional de Cataluña que recuerda la caída de Barcelona en 1714 ante las tropas del rey borbón Felipe V, durante la guerra de Sucesión española.

La participación, cifrada en “alrededor de 600.000 personas” por la policía local barcelonesa, es la más baja desde que la Diada tomara un cariz secesionista hace siete años. Tanto en 2018 como en 2017 participaron alrededor de un millón de personas, según fuentes policiales.

“Volvemos a ser centenares de miles de personas que llenan las calles de Barcelona”, celebró pese a todo Elisenda Paluzie, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), organizadora del acto.

La dirigente reconoció que “ésta es la Diada más difícil de las que hemos organizado”, y presionó a los actuales líderes de la región, afirmando que “no sólo no hemos avanzado sino que se dan pasos atrás” en el empeño por la independencia.

Con el lema “Objetivo independencia”, la manifestación comenzó a las 17H14 locales (15H14 GMT) en la plaza de España de Barcelona.

“Aunque los políticos estén desunidos, nosotros estamos aquí, preparados y juntos”, dijo a la AFP al inicio del acto Lourdes Vilardaga, una maestra de 55 años.

“Todos sabemos que la república [catalana] no se hará en uno o dos días, esto no pasará. Y año a año tenemos que demostrar que estamos aquí, que podemos reivindicarnos y autoorganizarnos”, añadió Rubén Sáez, un estudiante de 20 años que acudió con la bandera independentista de Cataluña atada al cuello, a modo de capa