La estatua de una esclava comprada por dos hermanos en el siglo XVIII y luego liberada, fue inaugurada el viernes en Burdeos en presencia de su descendiente haitiana, un paso más en el reconocimiento del pasado negrero de esta ciudad francesa.

La estatua de bronce, a escala humana, de Modeste Testas (1765-1870), fue inaugurada por el alcalde Nicolas Florian y la haitiana Lorraine Steed en un muelle del río Garona, desde donde partían los barcos negreros.

Modeste Testas, cuyo nombre de nacimiento era Al Pouessi, había sido capturada cuando era una adolescente en África Oriental y luego vendida a Pierre y François Testas, dos comerciantes bordeleses que poseían una fábrica de azúcar en la isla de Haití, que en ese entonces era Santo Domingo.

François Testas llevó a “Modeste” a Estados Unidos en 1795, poco antes de su muerte. En su testamento le concedió la libertad y tierras en Santo Domingo, a donde regresó a vivir hasta su muerte en 1870, a la edad de 105 años.

Uno de los nietos de Modeste Testas, François Denys Légitime, fue presidente de la República de Haití de 1888 a 1889.

La estatua, que mira melancólicamente hacia el estuario de La Gironda, fue realizada por un joven escultor haitiano, Caymitte Woodly, conocido como Filipo, en un taller francés.

Inaugurada con motivo del Día Nacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos, la estatua “es un símbolo fuerte (…). Era importante que este trabajo de testimonio de la experiencia de una esclava con una vida excepcional, y en relación con Burdeos”, dijo a la AFP Marik Fetouh, adjunto del alcalde de la ciudad.

Burdeos ha hecho muchos avances en su trabajo a favor de la memoria de su pasado esclavista. De este puerto del suroeste de Francia salieron hasta 150.000 esclavos entre los siglos XVII y XIX.