El expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, líder del fallido intento de secesión en 2017, aseguró desde Berlín que el juicio iniciado este martes contra doce dirigentes del independentismo por esos hechos supone “un test de estrés para la democracia española”.
“A partir de hoy el sistema judicial español se somete a un test (…) y, por tanto, eso es también un test de estrés para la democracia española”, afirmó Puigdemont en una rueda de prensa desde la capital alemana, adonde viajó coincidiendo con el inicio del proceso.
Tachando el proceso de “mascarada”, aseguró que “este juicio no debería haber tenido nunca lugar” pero confió en que sirva para “poder desenmascarar la construcción artificial de una causa política”.
El escenario no es casual: en julio de 2018 un tribunal alemán rechazó su extradición a España por rebelión, un grave delito que constituye la principal acusación de la justicia española contra nueve de los dirigentes juzgados ahora en Madrid.
Un “doble estándar” que denunció en su comparecencia en la que también apeló a la comunidad internacional a solidarizarse con su causa: “la imagen de nuestros líderes civiles y políticos procesados concierne a todos aquellos que creen en una democracia más fuerte”, aseguró.
Y a las instituciones europeas, que hasta ahora respaldaron las posturas del gobierno español en su conflicto con los independentistas catalanes, les preguntó: “¿Por qué la Unión Europea está más preocupada por lo que pasa, por ejemplo, en Venezuela que por lo que pasa en Madrid?”.
Un año después del fallido intento de secesión de esta región nororiental de España en octubre de 2017, el Tribunal Supremo empezó a juzgar a doce de los dirigentes independentistas acusados por impulsar un referéndum de autodeterminación y declarar posteriormente una fallida república catalana.
Las penas solicitadas por la fiscalía oscilan entre los siete años para los tres acusados solamente por malversación hasta los 25 años para el exvicepresidente catalán Oriol Junqueras, acusado de rebelión, malversación y desobediencia.
Líder del independentismo durante esa crisis, Puigdemont es el gran ausente del proceso al haber marchado a Bélgica justo después de la declaración de independencia, poco antes de varios compañeros ingresaran en prisión preventiva, situación en la que se encuentran todavía nueve de ellos.