El gobierno regional catalán se quedó este martes en minoría debido al choque de los dos partidos de la coalición en el Parlamento, poniendo en duda la viabilidad del ejecutivo presidido por el separatista Quim Torra.

Ante esta división interna y el escaso apoyo parlamentario, con apenas 61 diputados sobre 135 en la cámara regional, la oposición empieza a reclamar la convocatoria a nuevas elecciones.

Juntos por Cataluña, el grupo del expresidente catalán Carles Puigdemont, y ERC, partidario de una línea más moderada, discrepan desde hace meses sobre cómo responder a la suspensión decretada en julio por la justicia de seis diputados independentistas acusados de rebelión por el intento de secesión de 2017.

ERC designó a un sustituto para sus dos diputados afectados, pero Juntos por Cataluña rechaza la decisión judicial y reclama que sus cuatro diputados suspendidos, entre ellos Puigdemont, puedan seguir votando en el Parlamento catalán.

Después de meses de tensión, ERC se alineó con la oposición para evitar el voto de estos cuatro diputados, que expondría ante la justicia al presidente de la cámara, Roger Torrent, de este partido.

Como consecuencia de ello, los independentistas quedaron en minoría parlamentaria, perdiendo significativas votaciones de resoluciones que defendían el derecho a la autodeterminación de Cataluña o reprobaban al rey español Felipe VI.

“Su gobierno hace aguas y así no vamos a ningún lado”, le reprochó la portavoz del partido socialista, Eva Granados, contrario a la secesión.

“Lo único que puede decir Torra es que dimite, que disuelve el Parlament y que convoca elecciones”, insistió la diputada del conservador Partido Popular, Andrea Levy.

Desde el ejecutivo descartan por ahora unos nuevos comicios: “Esto no tiene porqué afectar la acción de gobierno (…) La legislatura tiene que tirar adelante”, dijo su portavoz Elsa Artadi.

En cualquier caso, estos comicios no podrían convocarse hasta el 27 de octubre, un año después de que el gobierno español destituyera a Puigdemont y disolviera el Parlamento regional como respuesta a la fallida declaración de independencia proclamada horas antes.

A pesar de tener líderes encarcelados y otros en el extranjero, el independentismo venció de nuevo en las elecciones celebradas en diciembre, renovando la mayoría absoluta en el Parlamento regional con 70 diputados.

Pero desde entonces el gobierno de Torra ha perdido nueve escaños: cuatro del partido más radical, la CUP, que ha pasado a la oposición, y otros cinco de diputados impedidos de votar por su situación judicial.