El presidente francés Emmanuel Macron estaba en el ojo del huracán este jueves después de haber calificado a sus compatriotas de “galos reacios al cambio”.

El miércoles, en Copenahague, en un discurso ante los franceses residentes en Dinamarca, Macron elogió el modelo danés de la “flexiseguridad” pero dijo que las diferencias culturales entre franceses y daneses impedían imitarlo tal cual.

“Este pueblo luterano, que ha vivido transformaciones en los últimos años, no es exactamente el galo reacio al cambio”, dijo Macron.

La oposición francesa no tardó en reaccionar, acusando al presidente de caricaturar a los franceses desde el extranjero.

“En Grecia trató a los franceses de vagos y ahora ante la reina de Dinamarca nos caricatura como galos reacios” al cambio, criticó Laurent Wauquiez, líder del partido opositor de derecha Los Republicanos.

“Es inadmisible escuchar a un presidente de la república criticar, caricaturar a los franceses cuando está en el extranjero”, agregó Wauquiez.

Macron se defendió el jueves de las críticas afirmando que se trataba solamente de un “toque de humor”.

“Hay una cosa que caracteriza a Francia, al pueblo francés, es su gusto de la inteligencia, de la ironía, de reírse de sí mismos”,
dijo el mandatario de 40 años.

Añadió que Francia es un “país que, en los momento graves de la historia, sabe transformarse en profundidad”, pero “no somos un país cuya cultura es el consenso, los ajustes graduales, como otros, en particular los países bálticos y escandinavos”.

Se trata de una polémica fuera de contexto y alejada del “espíritu francés”, agregó, llamando a la gente a “tomar distancia de las polémicas (…) fuera de contexto”.

“Arrogancia y desprecio”

La ultraderechista Marine Le Pen reaccionó en un tuit. “¡Como de costumbre, [Macron] desprecia a los franceses desde el extranjero!”. “Los ‘galos’ van a darse el placer de responder a su arrogancia y su desprecio”, agregó la excandidata presidencial.

Los sindicatos, en plena batalla contra las reformas que ha emprendido Macron en varios sectores, afirmaron que los franceses eran “reacios” a los cambios cuando son “impuestos”.

“Si hay un diálogo, si nos escuchan, si respetan nuestras líneas rojas, los cambios son posibles”, aseguró Philippe Louis, de la CFTC.

Esta polémica no podía caer en peor momento para el gobierno. El primer ministro Edouard Philippe arrancó este jueves encuentros con los sindicatos para abordar varias reformas delicadas previstas para los próximos meses, como la de las pensiones y la de la función pública.

No es la primera vez que Macron hace este tipo de declaraciones en el extranjero. El año pasado en Rumania afirmó que “los franceses detestan las reformas”. El mismo año en Grecia prometió que no cedería “ni ante los vagos, ni ante los cínicos, ni ante los extremos”, en referencia a quienes se oponían a sus reformas.