Los desastres naturales como los terremotos, tienen al océano como principal enemigo del humano que debe escapar de este ante un eventual tsunami. Sin embargo, lo que la mano del hombre provoca, versus las altas temperaturas de hasta 40 grados centígrados, tiene al mar de principal aliado de los afectados, al menos en Grecia. Los habitantes de Attica, ciudad más golpeada por el mega incendio, se sumergieron en sus aguas para burlar a la muerte, incluso los turistas.
Cerca de un centenar de personas han perdido la vida producto de 15 focos de incendios que se salieron de control en las últimas horas en Grecia, una nación castigada por la crisis económica. Este hermano menor de la Unión Europea, pero también ubicado entre Asia y África, ahora está merced de las llamas al oeste de su territorio.
Devastación es la palabra que describe una tragedia de las más mortiferas, ocurrida en el continente europeo en las últimas décadas, según reportes de medios locales.
La mayoría de los fallecidos quedaron atrapados en sus casas o en sus autos, mientras trataban de escapar del incendio.
Imágenes aéreas dan cuenta del nivel de voracidad de las llamas. 150 personas han resultado con quemaduras y están hospitalizadas, mientras, los habitantes de Mati y Attica, se refugian del fuego, en espera de que todo pase.
La ayuda internacional está llegando. España, entre de las naciones que ha ofrecido dos aeronaves para controlar los incendios y 50 bomberos ya trabajan con sus similares griegos, agotados de luchar contra las llamas.
El primer ministro griego Alexis Tsipras, comparó lo ocurrido con un “desastre bíblico”, asegurando que al menos 700 personas pudieron ser rescatadas de las llamas en Attica y Mati, pueblo costeros que hoy agradecen al mar su resguardo.
