El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afronta este domingo las elecciones más difíciles de su mandato, con vientos económicos en contra y una oposición determinada a frenar su carrera hacia la asunción de más poderes.

Desde el ascenso al poder en 2002 su partido, el AKP, Erdogan se ha erigido como el dirigente turco más poderoso después del fundador de la república, Mustafa Kemal, transformando el país con unos megaproyectos de infraestructuras y reformas en la sociedad, liberando la expresión religiosa.

Pero sus detractores acusan al “rais” de 64 años de llevar a cabo una deriva autocrática, en particular desde la intentona golpista de julio de 2016, que estuvo seguida de una ola de represión sin merced contra opositores y periodistas y que tensó las relaciones entre Ankara y Occidente.

Unos 56 millones de electores están llamados a las urnas en estos dobles comicios, especialmente importantes pues marcarán el paso del sistema parlamentario en vigor a un régimen ultrapresidencial ideado por Erdogan, pero muy denostado por sus opositores.

Luego de votar en la parte asiática de Estambul, Erdogan defendió esta transformación que calificó como “revolución democrática”.

Erdogan afirmó asimismo que las elecciones se desarrollaban “sin problemas serios”, pero la oposición aseguró haber registrado intentos de fraude.

El dirigente pensaba tener todas las cartas en la mano al convocar estas elecciones durante el estado de emergencia y más de un año antes de la fecha prevista, pero la degradación de la situación económica y un auge inesperado de la oposición podrían alterar los planes de Erdogan.

Viendo en estas elecciones la última oportunidad de socavar su búsqueda de un poder incontestable, partidos tan diferentes como el CHP (socialdemócrata), Iyi (nacionalista) y Saadet (islamista) formaron una alianza “antiErdogan” inédita para las elecciones legislativas, con el apoyo del HDP (prokurdo).

El candidato del CHP a las presidenciales, Muharrem Ince, un diputado tenaz, se impuso como el principal rival de Erdogan en las presidenciales, movilizando a cientos de miles de simpatizantes en gigantescos mítines.

La campaña se convirtió en un cuerpo a cuerpo entre ambos oradores carismáticos que afilaron cuchillos hasta el último momento programando sendos mítines en Estambul el sábado. Erdogan se burló de la falta de “experiencia” de Ince, quien prometió una “Turquía diferente”.

A la defensiva

Aunque Erdogan se mantiene como favorito en las presidenciales, nada le asegura que recabará este domingo más del 50% de los votos, necesarios para evitar una segunda vuelta que tendría lugar eventualmente el 8 de julio.

Sobre todo, los observadores no descartan que la alianza de la oposición pueda privar al AKP de su mayoría parlamentaria, lo que sumiría a Turquía en una situación desconocida en un momento económico delicado.

La economía, durante mucho tiempo la baza del AKP, se ha convertido en un tema de preocupación importante con el hundimiento de la lira turca y una inflación de dos cifras que ha tenido un impacto en la billetera de los turcos.

En campaña, Erdogan se mostró en muchos momentos a la defensiva, prometiendo por ejemplo que levantaría rápidamente el estado de emergencia o que aceleraría el regreso de los refugiados sirios a su país, pero únicamente después de que Ince hubiera prometido lo mismo.

Los opositores de Erdogan también hicieron campaña contra el régimen presidencial que entrará en vigor tras las elecciones, en virtud de un referéndum constitucional muy polémico que el presidente ganó en abril de 2017.

Para Erdogan, esta transformación es necesaria para dotar al país de un ejecutivo fuerte y estable, pero sus rivales políticos lo acusan de querer monopolizar el poder con una medida que suprime la función del primer ministro y permite al presidente gobernar por decretos.

¿Pero acaso sus argumentos fueron escuchados en Turquía? La campaña estuvo marcada por una cobertura mediática muy desigual a favor del presidente turco.

El candidato de la formación prokurda HDP, Selahattin Demirtas, que rivalizaba en otro tiempo con Erdogan en los estrados, tuvo que hacer campaña desde su celda, pues está en detención preventiva desde 2016, acusado de actividades “terroristas”.

Uno de los factores determinantes de estas dobles elecciones será, además, el voto del del electorado kurdo. Si el HDP supera el umbral del 10% que permite entrar en la Asamblea, el AKP podría perder su mayoría parlamentaria.

Temiendo fraudes que pudieran hacer inclinarse la balanza, en particular en el sureste de mayoría kurda, la oposición movilizó un importante dispositivo de observadores para supervisar las urnas.

Los resultados se conocerán esta noche.