Este viernes se informó que el pequeño Charlie Gard, quien padecía una enfermedad considerada incompatible con la vida, falleció en el hospital donde estaba internado y conectado a un respirador artificial.
Durante esta jornada el menor fue desconectado de los equipos que lo mantenían con vida, causando expectación en el mundo.
Gard padecía síndrome de agotamiento mitocondrial, un extraño desorden que inhabilita la capacidad del cuerpo de dar energía a los músculos. Por esto, los médicos británicos que lo atendieron durante toda su vida le aconsejaron a los padres, Connie Yates y Chris Gard, que lo dejaran morir.
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Tras una cruda batalla legal de sus tutores, la justicia inglesa le dio la razón a los médicos, por lo que sentenciaron que el chico debía morir en “un hospital especializado de enfermos terminales”, según consignó el portal El mundo.
“Es la cosa más difícil que se nos ha planteado hacer”, pero “hemos dejado partir a nuestro hijo”, dijo Yates al asumir la derrota.
Y es que ambos esperaban llevar a Charlie ante médicos estadounidenses para reevaluar su condición, pero por cuestiones legales no pudieron.
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“Los últimos once meses fueron los mejores y los peores de nuestra vida. Queríamos solamente darle una oportunidad de vivir”, continuó Yates. Por otro lado, Gard había denunciado que “se ha perdido demasiado tiempo. Se le ha dejado meses esperando en el hospital” y aseguró que de modo contrario, “él habría podido vivir”.
Según lo que ha trascendido en los medios, el pequeño quería estar en su casa, aunque debido a la sentencia de la justicia, eso no fue posible.
“Nuestro maravilloso chico se ha ido, estamos tan orgullosos de ti, Charlie” dijo Yates luego del lamentable suceso.