Kenneth Eugene Smith, quien fue sentenciado a la pena capital en 1996 por un homicidio cometido en 1988, fue declarado muerto este jueves tras convulsionar alrededor de 15 minutos, luego de que le pusieran una máscara con gas nitrógeno, la que lo dejó lentamente sin poder respirar.

El estado de Alabama, al sur de Estados Unidos, ejecutó durante la jornada de este pasado jueves al reo Kenneth Eugene Smith asfixiándolo con gas nitrógeno, un método nunca antes probado.

A Smith, condenado a muerte por asesinar a una mujer por encargo en 1988, lo declararon muerto a las 20.25 horas tras haber inhalado el gas nitrógeno a través de una máscara y haberse quedado sin oxígeno.

Sus últimas palabras, ya con la máscara puesta, fueron: “Esta noche Alabama hace que la humanidad dé un paso atrás. Gracias por apoyarme. Los amo a todos”.

Periodistas que fueron testigos oculares de la ejecución relataron que, después de que el gas comenzase a fluir, Smith se estuvo retorciendo durante un par de minutos.

Luego de esto se le vio con respiración agitada durante varios minutos más.

El director del Departamento Correccional de Alabama, John Hamm, dijo en rueda de prensa posterior que las sacudidas del reo fueron “involuntarias”, pero nada fuera de lo esperado.

Según lo dio a conocer el medio BBC Mundo, el gas nitrógeno fluyó durante unos 15 minutos, hasta que terminó la ejecución.

El Tribunal Supremo de EEUU rechazó minutos antes de la ejecución el último recurso que la defensa del preso había presentado, dando así luz verde al inicio del procedimiento.

La magistrada progresista Sonia Sotomayor argumentó que “al no haber podido matar a Smith en su primer intento, Alabama lo ha elegido como su ‘conejillo de indias’ para probar un método de ejecución nunca antes usado”.

Desde que el Tribunal Supremo reintrodujo la pena de muerte en 1976, han sido ejecutados en Estados Unidos 1.583 presos, 73 de ellos en Alabama.

El lento retroceso de la pena de muerte en Estados Unidos

La ejecución de Kenneth Eugene Smith fue la primera del año en Estados Unidos, donde en 2023 hubo 24, todas por inyección letal.

Se espera el mismo número este año, en tanto que se dictaron 21 condenas a muerte. Estas estadísticas son comparables a las de años anteriores.

En su informe anual de diciembre, el observatorio especializado Centro de Información sobre la Pena de muerte (DPIC) señaló que la mayoría de los presos ejecutados en Estados Unidos en 2023 “probablemente no serían condenados a muerte hoy”.

La conclusión se desprende de los cambios en la legislación y en que ahora se toman más en cuenta los problemas de salud mental y los traumas de los acusados. La pena de muerte fue abolida en 23 estados del país y otros seis observan una moratoria en su aplicación por decisión del gobernador.

En dicho informe también se afirma que, por noveno año consecutivo, menos de 30 personas fueron ejecutadas y menos de 50 condenadas a muerte en el país. Estas ejecuciones, todas por inyección letal, se llevaron a cabo en cinco estados: tres del sur (Texas, Florida y Alabama) y dos del centro (Misuri y Oklahoma).

Las 21 condenas a muerte dictadas en 2023 se emitieron en siete estados: Florida, California, Texas, Alabama, Arizona, Carolina del Norte y Luisiana.

Según el instituto, el 79% de los ejecutados el año pasado sufrían al menos una enfermedad mental grave, una lesión cerebral o una discapacidad intelectual y/o un trauma infantil grave. “El 33%” padecía las tres.