"Smells" casi viaja a Florida, de no ser porque los funcionarios del aeropuerto lo descubrieron a tiempo.

Un inusual polizón fue descubierto este martes en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York en la inspección por rayos X. Destacando su silueta como un farol, los funcionarios descubrieron que en una de las maletas iba oculto un gato.

Se trataba de “Smells” (“Olores” en inglés), quien por poco toma sin querer un vuelo a la península de Florida.

El hallazgo motivó que los agentes de la Administración de Seguridad en Transporte (TSA por sus siglas en inglés) inspeccionaran la maleta, descubriendo que el cierre estaba entreabierto, sobresaliendo el pelaje anaranjado del felino.

No es novedad que a los gatos les guste acomodarse en maletas, con o sin ropa dentro, rasgo que el viajero olvidó antes de cerrar la suya. De inmediato fue llamado de regreso al mostrador por los agentes, explicando él que su polizón pertenece a un amigo con el cual se estaba quedando.

Según confirmó Lisa Farbstein, de la TSA, “Smells” pronto regresó a su hogar, y bromeó: “El lado positivo es que ya no hay gato encerrado”.

Por su parte, la TSA anunció el hallazgo en Twitter, con una avalancha de juegos de palabras gatunos en inglés, fotografías del animal cuando fue detectado, y cuando los agentes fueron a rescatarlo.

La dueña del gato, identificada como Alix de 37 años y residente de Brooklyn, fue contactada por el New York Post, medio al cual explicó que su mascota se coló en la maleta de un amigo que estaba de visita.

“Un oficial me llamó y preguntó si quería presentar cargos” contra su invitado, explicó. “Querían saber si hay algún motivo por el que podría haber intentado robarse a mi gato e irse a Florida”.

Sin embargo, ella descarta con certeza esta hipótesis, argumentando que “a nuestros gatos les gusta mucho revisar nuestras maletas y cajas, y al parecer uno de ellos se metió en ésta. Fue solo un accidente”.

Así, Smells fue rescatado en el aeropuerto por el prometido de Alix, descubriendo que el felino parecía indiferente a su aventura: “Me preocupaba que se estuviera espantado, pero ni siquiera maulló en el camino de regreso. Le di algunos premios y actuó como si nada hubiera pasado”.