El padre de una de las víctimas del tiroteo en el colegio de Parkland (Florida) de 2018 interrumpió este lunes al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, durante un acto en la Casa Blanca para firmar una ley sobre control de armas pactada entre demócratas y republicanos.

Manuel Oliver, padre de Joaquín Oliver, se levantó entre el público para reprochar al mandatario que la iniciativa es insuficiente para acabar con la violencia relacionada con las armas.

“¡Tenemos que hacer más que eso!”, exclamó, insistiendo ante los aplausos de los asistentes a la ceremonia. “Puedes hacer más que eso”, insistió.

Su hijo murió en el tiroteo de 2018 en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida.

“Siéntese. Escuche lo que tengo que decir. Deje que acabe mi discurso”, respondió el mandatario desde el atril, para luego ceder y pedir a los servicios de seguridad “déjenlo hablar, déjenlo hablar”.

“Sí, hay un derecho a portar armas, pero también tenemos el derecho a vivir libremente sin temor por nuestras vidas en una tienda, en un aula, en un patio de recreo, en un lugar de culto, en el trabajo, en una discoteca, un festival, en nuestros vecindarios y nuestras calles”, fundamentó, según lo recogió el diario ‘The Washington Post’.

Sin embargo, ante la insistencia de Oliver los servicios de seguridad lo acabaron expulsando del acto.

Biden defendió que la nueva ley, fruto de un acuerdo de mínimos entre demócratas y republicanos: “no salvará todas las vidas de la epidemia de violencia armada, pero si esta ley hubiera estado vigente hace años, incluso este último año, se habrían salvado vidas. Importa. Importa. Pero no es suficiente y todos sabemos eso”, indicó durante un evento para celebrar su aprobación, pero admitió que “todavía queda mucho por hacer”.

En ese sentido, el presidente hizo un llamado a prohibir la venta a civiles de los rifles de asalto, usados habitualmente en los tiroteos masivos, y prometió “no parar” hasta lograrlo.

La masacre de Uvalde, punto de inflexión

El tiroteo del 24 de mayo en el colegio de Uvalde (Texas), en el que murieron 19 niños y 2 profesoras, reabrió el debate de la posesión de armas en el país, donde los demócratas apuestan por un mayor control en su comercialización, algo a lo que se oponen los republicanos.

Ambos partidos aprobaron en junio en el Congreso una nueva ley de control de armas que no tiene un gran impacto pero que es considerada la mayor iniciativa de este tipo en tres décadas.

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La ley incluye una revisión del proceso de compra de armas para los menores de 21 años y extiende a todo el país las llamadas leyes de “alerta de peligro” (“Red Flag”), que permiten activar un procedimiento legal para confiscar las armas de fuego de quienes representen un peligro para terceros o para sí mismos.

Además, busca acabar con lo que se conoce como “el vacío legal del novio”, por el que hasta ahora si alguien es acusado de violencia doméstica sin estar casado, se le permite seguir teniendo armas en propiedad, algo que no ocurre en el caso de las personas casadas.

También incluye más fondos para recursos de salud mental y para reforzar la seguridad en las escuelas, dos aspectos en los que insisten los defensores de las armas cada vez que hay un tiroteo en EE.UU.

El suceso de Uvalde del pasado 24 de mayo estuvo precedido por otro tiroteo masivo en un supermercado de Búfalo (Nueva York), esta vez por motivos racistas, en el que un joven blanco asesinó a diez personas.

Además, el pasado 4 de julio, durante el desfile del Día de la Independencia en Highland Park, una localidad al norte de Chicago, un hombre disparó varias rondas de munición contra los asistentes, matando a 7 de ellos e hiriendo a otros 39.

Un 64%, a favor

Una nueva encuesta de Pew Research Center recoge que un 64% de los estadounidenses aprueban la nueva ley, estando, de ese porcentaje, el 32% “fuertemente a favor”, mientras que solo el 21% se muestra en contra de la medida (el 11% la desaprueba “fuertemente”).

Dicho estudio indica que aproximadamente la mitad de los estadounidenses (49%) consideran que si fuese más difícil para las personas obtener armas de fuego legalmente, habría menos tiroteos masivos, aunque una proporción casi idéntica (50%) responde que no habría ninguna diferencia.

Asimismo, alrededor de la mitad de los estadounidenses encuestados (52%) responden que es más importante controlar la propiedad de armas que proteger los derechos sobre estas, mientras que casi la misma cantidad (47%) dice que es más importante proteger el derecho de los estadounidenses a poseer armas.

El 80% de los demócratas encuestados aprueban la medida, mientras que, del lado republicado, las encuestas reflejan un 47% de apoyo y un 35% de desaprobación. Asimismo, aquellos que han oído hablar más de la iniciativa tienden a darle un menor visto bueno.

Además, a casi nueve de cada diez demócratas encuestados -de una muestra total de 6.174- les gustaría que el Congreso aprobara otra legislación, mientras que solo el 32% de los republicanos dice lo mismo.

Otro de los datos del estudio indica que la proporción de adultos estadounidenses que dicen que habría menos delincuencia si más ciudadanos tuvieran armas disminuyó del 31% en 2021 al 24 en 2022. Por el contrario, los estadounidenses encuestados que opinan que, a más armas, más delincuencia, aumentó del 34 al 41.