El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, prometió este miércoles que su Gobierno dejará de intervenir militarmente en otros países para cambiar regímenes, aunque defendió las operaciones para defender “intereses estadounidenses”, como el bombardeo de la semana pasada en Siria.

En su primer discurso oficial, el titular de Exteriores estadounidense delineó ocho objetivos de la política internacional del nuevo Gobierno del presidente Joe Biden, entre los que se encuentra la inmigración, la pandemia, la crisis climática y la relación con China.

“No promoveremos la democracia a través de intervenciones militares costosas, o intentando derrocar por la fuerza a regímenes autoritarios. Hemos tratado esas tácticas en el pasado (…) y no han funcionado”, dijo Blinken.

Agregó que ese tipo de intervenciones, que han marcado la política exterior durante décadas tanto en Latinoamérica como en Oriente Medio, entre otras regiones, han dado “mala fama” a la expresión “promoción de la democracia” y han “perdido la confianza del pueblo estadounidense”.

“Tenemos que recordar lo que aprendimos, especialmente en Afganistán y en Oriente Medio, sobre los límites de la fuerza para construir la paz el día siguiente” del fin de la invasión militar, subrayó Blinken.

El jefe de la diplomacia estadounidense matizó, sin embargo, que el Gobierno de Biden “no dudará nunca en usar la fuerza cuando estén en juego vidas estadounidenses o intereses vitales” del país.

Blinken justificaba así el bombardeo estadounidense de la semana pasada sobre milicias chiíes proiraníes en Siria,
que dejó al menos un muerto y dos heridos; y que Biden ordenó como represalia por un ataque a una base iraquí que mató a un contratista estadounidense y dejó varios heridos entre los militares de Estados Unidos e Irak.

“En ese caso, y en los casos futuros en los que tengamos que optar por la vía militar, solo lo haremos cuando la misión y nuestros objetivos estén claros y sean alcanzables, de forma coherente con nuestros valores y leyes y con el consentimiento” del Congreso, afirmó Blinken.

Inmigración y China

Entre las prioridades en política exterior de Biden, el secretario de Estado citó además la “creación de un sistema migratorio humano y eficaz”, con “fronteras fuertes” pero también con una “solución diplomática y decente al hecho de que cada año, mucha gente lo arriesga todo para venir” a Estados Unidos.

“Trabajaremos con otros países, especialmente nuestros vecinos en Centroamérica, para ayudarles a proporcionar una mejor seguridad física y económica, para que la gente no sienta que emigrar es la única salida”, recalcó.

“Dar la espalda a alguna de la gente más vulnerable del mundo no es quien deberíamos ser”, añadió, además de subrayar que “la crueldad, especialmente con los niños, es inaceptable” en la política migratoria.

En cuanto a la relación con China, Blinken la describió como “la mayor prueba geopolítica del siglo XXI” para EEUU, porque es “el único país con el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para desafiar en serio el sistema internacional estable” que Washington ayudó a diseñar.

“Nuestra relación con China será competitiva cuando deba serlo, cooperativa cuando se pueda y antagonista cuando deba serlo. El denominador común es la necesidad de relacionarnos desde una posición de fuerza”, agregó.

El resto de prioridades del Gobierno de Biden serán la lucha contra la crisis climática, contra la pandemia, la reconstrucción de la economía global, la promoción de la democracia, un impulso a las alianzas tradicionales de EEUU y un intento de volver a liderar en materia tecnológica, explicó Blinken.