Durante el debate demócrata del martes en Estados Unidos, el favorito Bernie Sanders respondió a las críticas por alabar el sistema educativo en Cuba, asegurando que la isla es gobernada por una dictadura y asegurando que la Casa Blanca ha apoyado el derrocamiento de gobiernos democráticos, como fue el caso de Chile en 1973.

“Creo que es una buena idea ser honestos sobre la política exterior estadounidense y eso incluye el hecho de que Estados Unidos derrocó gobiernos por todo el mundo en Chile, en Guatemala, en Irán y cuando las dictaduras, ya sea en China o Cuba, hacen algo bueno, uno lo reconoce”, dijo Sanders durante el debate.

Sanders respondió a la polémica generada por sus declaraciones cuando fue consultado en el programa de TV “60 Minutos” sobre comentarios que hizo hace tres décadas sobre países como Cuba, en particular destacando que Fidel Castro había realizado una campaña de alfabetización.

“Claro que hay una dictadura en Cuba”, afirmó, recalcando que sus comentarios no son tan diferentes a declaraciones hechas por el expresidente Barack Obama, que inició un acercamiento con La Habana en 2014.

Aunque condenó el trato a “disidentes presos” en la isla, sus afirmaciones el domingo dispararon las críticas de los otros contendientes y de los legisladores demócratas en Florida, un bastión de los cubanos anticastristas y un estado bisagra clave para ganar la Casa Blanca.

Otras menciones de Sanders sobre Chile

El candidato que se define como un socialista demócrata ha dicho en varios ocasiones que Estados Unidos colaboró con el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende en 1973 y apoyó la dictadura de Augusot Pinochet, algo que también hizo en la campaña presidencial de 2016.

El senador por Vermont dijo en un debate de 2016 que siempre se apuso a la política de intromisión de Estados Unidos con América Latina.

“Yo desde el principio me opuse firmemente a que Henry Kissinger y el gobierno (EEUU) derrocara a Salvador Allende en Chile”, expresó Sanders.

Un sondeo del Washington Post da a Sanders la primera mayoría a nivel nacional en las primarias demócratas, atribuyéndole un 32% del apoyo entre los demócratas.