Rescatistas recuperaron este sábado múltiples cuerpos de los restos de casas calcinadas en la ciudad de Paradise, California, la más golpeada por los incendios que asolan el norte y el sur de esa región de Estados Unidos, dejando 23 muertos.

Miles de bomberos luchan contra el fuego en las zonas afectadas del estado, aunque con pocas esperanzas de contener el avance de las llamas avivadas por el fuerte viento.

Más de 250.000 vecinos han recibido la orden de evacuación de una amplia área cercana a la capital del estado, Sacramento, y de Malibú, ciudad turística de Hollywood, en el sur de California, en Estados Unidos.

Hasta ahora, todos las muertes reportadas se produjeron en la ciudad de Paradise, condado de Butte, al norte de Sacramento, donde se incendiaron más de 6.700 edificaciones, en su mayoría residencias.

Allí, este sábado rescatistas recuperaron durante horas restos humanos de los remanentes carbonizados de algunas casas y los fueron colocando en un coche fúnebre.

El presidente estadounidense, Donald Trump, elevó a 11 la cifra oficial de fallecidos en la noche de este sábado, una cuenta que parecía destinada a seguir creciendo mientras los trabajos continuaban en Paradise.

“Nuestros corazones están con quienes están combatiendo los incendios, con los 52.000 evacuados y las familias de los 11 fallecidos”, tuiteó.

El humo sobre la localidad de Paradise podía verse desde kilómetros de distancia, apenas dejando pasar al sol. Tras el paso de las llamas, varios autos fueron reducidos a carcasas metálicas, mientras las líneas eléctricas también alimentaron el fuego.

La mayoría de los habitantes logró huir del peligro, aunque la policía dijo a AFP que algunos granjeros volvieron para revisar cómo estaba su ganado.

“La magnitud de la destrucción que hemos visto es increíble y desgarradora”, dijo Mark Ghilarducci, director de la oficina de emergencia del gobierno del estado.

El gobernador electo Gavin Newson declaró el estado de emergencia para brindar asistencia a las zonas más afectadas.

El incendio llamado “Camp Fire”, el más destructivo de que se tenga registro en el estado, comenzó el jueves en la mañana. Hasta la mañana del sábado había arrasado 40.500 hectáreas y apenas estaba contenido en un 20%, informó el Departamento de Bomberos de California (Cal Fire), que estimó que se necesitarán tres semanas para controlar totalmente el avance de las llamas.

Unos 3.200 bomberos trabajan en la contención del fuego, y tres de ellos han resultado heridos.