Muchos habitantes de la capital se congratulan de que se haya evitado un confinamiento de sus 22 millones de habitantes como el que vivió Shangai.

Pekín recupera la normalidad tras más de un mes de semi-confinamiento a raiz de la covid-19: las calles vuelven a convertirse en un hervidero de coches, motos y personas.

La capital china registró a finales de abril un rebrote del virus, con más de 1.900 casos positivos, una cifra alta para ese país donde las autoridades aplican una estricta política de cero Covid.

Las autoridades han levantado las restricciones en casi toda la ciudad.

Aparte de los distritos de Fengtai y Changping, las personas regresan a sus oficinas y puestos de trabajo, se reabren las tiendas no esenciales, centros comerciales y gimnasios. Los museos y las zonas turísticas abren sus puertas con aforos limitados.

Pero se mantiene el requisito de mostrar prueba negativa del test de ácido nucleico en las últimas 72 horas para acceder a cualquier lugar, incluso al transporte público y a los parques.

Hoy, las mesas de los restaurantes estaban abarrotadas tras su ansiada reapertura. Ya pueden servir comidas en su interior, recuperando una actividad normal.

Pequeños y medianos comercios han sufrido mucho este mes de parón y aprovecharon la relajación de las medidas coincidiendo con la fiesta tradicional del Bote del Dragón, celebrada este fin de semana.

La semana próxima, el 13 de junio, reabren los colegios de primaria y secundaria y el 20 de junio las escuelas infantiles.

Se levantan las restricciones anti covid-19 en Pekín

Zhou Jie, madre de dos niños en edad escolar, relata cómo vivió el semi-confinamiento.

“Llevamos casi un mes en casa. Los restaurantes están cerrados, los parques están cerrados, no hay mucho que podamos hacer. En cuanto a los cursos online, éstos están bien durante un tiempo. A los niños no les gusta mucho y a los padres aún menos. Aunque sólo quedan dos semanas para las vacaciones, es muy bueno que los alumnos puedan reunirse con sus profesores y sus amigos”, dijo a RFI.

Tras la reanudación del transporte público y la vuelta parcial al trabajo hace una semana, los aforos se sitúan en el 50% para las bibliotecas, los museos y los pabellones deportivos, y aumentan hasta el 75% el lunes.

También serán autorizados los grupos de turistas con la condición de que los participantes tengan la pauta de vacunación completa.

Es la primera vez que la vacuna se convierte en una condición para levantar las restricciones sanitarias en China.

Muchos internautas se congratulan de no haber vivido el peor de los escenarios posibles al librarse de un cierre al estilo del de Shanghai.

Sin embargo, muchos mantienen su oposición a una política de cero Covid, la cual es insostenible en un contexto de apertura del país.

Las autoridades de la capital reivindican un éxito, lo cual contrasta con el hartazgo social, la salida acelerada de muchos extranjeros de China y la crisis económica a la que se enfrentan pequeñas, medianas y microempresas cuyo porvenir se perfila oscuro.

De momento, la tempestad ha pasado y ahora sobreviene la calma. Veremos cuánto dura.