El emperador Naruhito de Japón proclamó este martes su entronización durante una suntuosa ceremonia en el palacio imperial del Tokio en presencia de 2.000 invitados, entre ellos jefes de Estado y dignatarios de unos 180 países.

“Tras haber heredado precedentemente el trono en virtud de la Constitución y de la ley de la Casa Imperial (…), al país y al mundo, proclamo mi entronización”, declaró Naruhito, junto a la emperatriz Masako, vestidos ambos con atuendos tradicionales reservados a este ritual.

Naruhito se convirtió en el 126º soberano de Japón el pasado 1 de mayo, un día después de que su padre Akihito abdicara tras 30 años en el trono del Crisantemo.

“Prometo aquí que rezaré siempre para la felicidad del pueblo japonés y la paz mundial”, añadió. También se comprometió a permanecer “al lado de la población para cumplir (sus) obligaciones de símbolo de la nación y de la unidad del pueblo de Japón”.

A ritmo de gongs y de tambores, la ceremonia se llevó a cabo en la “sala de los Pinos” del palacio imperial, en presencia de la familia imperial.

Poco antes de este ritual, se celebró una primera ceremonia a puerta cerrada regida por los ritos sintoístas. En ella Naruhito, ataviado con una túnica blanca de mangas holgadas y tocado con un gorro negro coronado por una cresta, “informó” a sus antepasados imperiales de su entronización.