La primera jornada del juicio por el crimen del joven asesinado en Villa Gesell por el que son acusados ocho rugbiers inició con dos pedidos de nulidad por parte de la defensa y las declaraciones de Silvino y Graciela, padres de la víctima.

La Justicia de la localidad bonaerense de Dolores inició este lunes el juicio contra los ocho jugadores de rugby acusados de matar a golpes a Fernando Báez Sosa, de 18 años, en la madrugada del 18 de enero de 2020, crimen que provocó una gran conmoción en Argentina.

Los ocho detenidos, actualmente de entre 21 y 23 años, fueron trasladados a primera hora de la mañana por dos furgones policiales hasta el Tribunal en lo Criminal N°1 de este municipio, en medio de fuertes medidas de seguridad. Todos arriesgan cadena perpetua.

“Esperemos que se haga justicia por Fernando y les den lo que realmente merecen. Mi hijo necesita justicia para que pueda descansar y nosotros podamos tener un poco de paz en nuestra alma. Me gustaría saber por qué lo hicieron. Solo sé que mi corazón está destrozado”, aseguró ante los medios de comunicación la madre de la víctima, María, antes de ingresar a los juzgados. Pero han sido los testimonios dados dentro del recinto los que más han sacudido esta semana a la sociedad argentina.

Unos de los primeros en llegar a la sala fueron los padres de la víctima, Silvino y Graciela, quienes fueron los primeros testigos, de una lista de aproximadamente 170 personas, en declarar durante el procedimiento. Junto a ellos llegaron también sus abogados Fernando Burlando, Fabián Améndola y Martín Leguizamón.

La audiencia estuvo marcada por la lectura de los lineamientos y los dos pedidos que realizó la defensa de los rugbiers para anular el juicio, lo cual fue rechazado por el tribunal. También, por los testimonios de los padres de Fernando, que conmovieron a varios en la sala, incluso los guardias del Servicio Penitenciario que custodiaban a los imputados.

La declaración del padre: “Nunca pensé que iba a estar acá sentado”

“Señores jueces, acá están escuchando el relato de un padre que ha perdido todo: ha perdido la felicidad, las ganas de vivir, de luchar, y perdió lo mejor de todo, que es el abrazo de su hijo”, comenzó diciendo en su relato Silvino según lo recogió Perfil.

En ese sentido remarcó que durante un año y medio debió hacerse diálisis por una enfermedad en sus riñones. “Abría la puerta de casa y Fernando se colgaba de mi cuello: ‘¿Cómo estás papa?’, me decía. Y ese tipo que venía muerto de la diálisis terminaba mas vivo que nunca con el abrazo de su hijo. ‘Cuando sea grande te voy a dar mi riñón…’, me decía”.

Mientras varios de los presentes lloraban en la sala, Silvino continuó hablando del día que viajaron a Villa Gesell, lugar al que les fue difícil llegar porque había cambio de quincena. “Duró como ocho horas”, recordó.

Después, relató finalmente fueron a reconocer el cuerpo de su hijo. “Fue duro porque una parte de mi estaba tirada en una bandeja de acero inoxidable con la cabeza reventada. Estaba chorreando sangre por todos lados. No lo podía tocar”, contó.

La madre preocupa a la presidenta del Tribunal

Claudia Castro, presidenta del TOC 1 de Dolores, le preguntó a Graciela Báez Sosa si se sentía bien y necesitaba un receso para proseguir. En todo momento, la mujer declaró muy quebrada y tras referirse al momento en que llegó a la Argentina con su marido, en 1995, habló de la madrugada del 19 de enero de 2020, cuando la madre de un compañero de Fernando la llamó para contarle que algo grave le había ocurrido.

“No tuvieron piedad, era un ser humano, me duele tanto lo que le hicieron, le llamaban negro. ¡Me quedé sin nada!”, expresó Silvino al hacer mención de todas las expresiones que los acusados habrían vertido sobre su hijo mientras lo golpeaban. “¡¿Cómo puede un ser humano discriminar de esa manera?!”.

“Quiero justicia por mi hijo. Fernando está encerrado en un ataúd y no lo voy a recuperar nunca, quiero tener un poco de paz en mi corazón. Si tienen hijos cierren los ojos y pónganse en mi lugar”, concluyó.

Tras ello, la mujer comenzó a declarar en el juicio: “Ese día el mundo se detuvo para mí, no soy la misma de antes, y mi hijo era un chico feliz, no tenía enemigos y siempre predispuesto a ayudar a la gente”, expresó entre lagrimas.

“Cuando entré en la morgue vi el cuerpo de Fer y estaba todo destrozado, su cabeza destrozada, quise abrazarlo. No puedo creerlo hasta hoy y yo lo sigo esperando”, dijo. “¿Con qué derecho le arrebataron la vida? Nos dejaron huérfanos para siempre”, manifestó la mujer, que dijo que tanto ella como su esposo están “muertos en vida” tras perder a su hijo.

“Éramos siempre los tres juntos, éramos inseparables, éramos una familia feliz, humilde que tratamos de inculcar los mejores valores a nuestro hijo”, recordó Graciela sobre los exámenes que había rendido su hijo para empezar la carrera de abogacía.

Conmoción

Máximo Thomsen, Matías Benicelli, Enzo Comelli, Blas Cinalli, Ayrton Viollaz y Luciano, Ciro y Lucas Pertossi son los acusados por el homicidio doblemente agravado por alevosía y participación de dos o más personas, cargos que podrían derivar en una pena a cadena perpetua.

Los jóvenes, exjugadores del Náutico Arsenal Zárate, club de rugby de este municipio bonaerense, también están imputados por provocar “lesiones leves” a varios amigos de Báez que estaban con él en la noche del suceso.

Fernando Báez Sosa murió tras recibir una paliza a la salida de una discoteca en Villa Gesell, localidad ubicada a unos 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, muy frecuentada en el verano por adolescentes y jóvenes.

Según el relato del Ministerio Público Fiscal, los ocho acusados por este crimen “se pusieron de acuerdo para darle muerte” a Báez y aprovecharon que estaba distraído para atacarlo por la espalda, lo que hizo que cayera al suelo, desde donde siguieron golpeándolo “brutalmente, incluso cuando se encontraba prácticamente inconsciente”.

Mientras cinco de los miembros del grupo (Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Blas Cinelli) golpeaban a Báez, los otros tres (Ayrton Viollaz, Lucas Pertossi y Luciano Pertossi) impidieron que sus amigos y otras personas lo defendieran, de acuerdo a la Fiscalía.

La muerte de Báez Sosa, fallecido como consecuencia de “múltiples traumatismos de cráneo”, causó una honda conmoción en la sociedad argentina, con miles de personas movilizándose para repudiar este hecho.

Incluso el papa Francisco llamó a la familia del joven para interesarse por su situación, en un caso que abrió un intenso debate sobre la violencia entre los jóvenes y en el deporte de Argentina.