Numerosas personas se ven forzadas a dejar su país de origen por sufrir violencia, hostigamiento, discriminación o censura debido a su orientación sexual o identidad de género.

Hay quienes deciden migrar “en busca de un futuro mejor”. Y hay quienes simplemente lo hacen “en busca de un futuro posible”, debido a su orientación sexual.

Esto no siempre tiene que ver con un trabajo, posibilidades económicas o de estudio, sino con el intento de salvar la vida.

En muchos casos, la mera existencia de las personas se ve amenazada debido a su orientación sexual. Y así, deciden migrar, moverse, escapar.

Es lo que ha comenzado a denominarse “sexilio”: “Un concepto para referirse a aquella movilidad humana que tiene como principales motivos la discriminación, violencia y hostigamiento. Esto, por razones de orientación sexual e identidad de género”.

Sexilio: orientación sexual y migración

Así lo precisó a DW José Francisco Valenzuela, magíster en estudios de población mexicano experto en la materia.

“No es una migración deseada o proyectada. Se genera por las condiciones sociales, económicas y políticas de los países de origen, que les impiden seguir viviendo su vida de forma digna”. Así lo apunta Caterine Galaz Valderrama, doctora en Ciencias de la Educación de la Universidad de Chile.

“Algunas migran por la violencia estructural e interpersonal que cruzan en sus países, o bien por la censura al activismo LGBTI+. También puede ser la persecución, o la falta de políticas públicas de promoción y reconocimiento”, puntualiza la investigadora sudamericana.

“Se les niegan trabajos, se les acosa en la escuela y en la calle”, ejemplifica Valenzuela.

“En contextos como Centroamérica, organizaciones criminales les extorsionan, torturan, explotan sexualmente y les asesinan”, agrega.

“Las propias familias les rechazan, les amenazan y les agreden”, completa el crítico cuadro que suele afectar a los integrantes del colectivo LGBTQI+.

Así las cosas, la migración se convierte para muchos en casi la única salida.

“Las personas LGBTQI+ que atraviesan este tipo de violencias, tienen tres alternativas: solicitar refugio en un país con mayor apertura, negar completamente su orientación sexual o identidad de género -lo cual, por lo general, es casi imposible, sobre todo para personas trans-, u optar por el suicidio”, indicó Leandro Prieto, magíster en derechos humanos y democratización en América Latina y el Caribe.

La dimensión del fenómeno en América Latina

“Las sociedades latinoamericanas son altamente homofóbicas y transfóbicas. Estos países aún ofrecen muy poca protección contra actos de violencia o discriminación por orientación sexual”, sostuvo el investigador.

“Sin embargo no hay mucha documentación respecto a las movilidades de las personas LGBTQI+ en Latinoamérica. Es un tipo de movilidad que apenas ha cobrado visibilidad en los últimos años”, refiere.

¿Y cómo es la acogida?

“En diversos estudios en la región se pueden visualizar experiencias de personas LGBTQI+ migrantes que recurren a espacios activistas cuando llegan a los territorios de recepción”, puntualiza, por su parte, Rubén Menares, trabajador social de la Universidad de Chile especializado en temáticas de diversidad y disidencia sexual y de género.

“Vemos prácticas de solidaridad de colectivos principalmente de las disidencias sexuales chilenas de acogida efectiva a personas migrantes”, destaca.

“Las personas pueden comenzar a vivir más su orientación e identidad sexual, con más libertad, pero no por las condiciones de apertura del país, sino más bien por las redes colectivas que van tejiendo”, especifica este académico que, junto con Galaz Valderrama, investiga el tema en el marco del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Chile.

Similar es el análisis de Valenzuela, dedicado a investigar la situación de los migrantes LGBTQI+ provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador en su paso por México.

“Los migrantes LGBTQI+ padecen una serie de experiencias de vulnerabilidad en su tránsito por México, donde se mezclan la homofobia, la transfobia y la xenofobia”, dice a DW.

Y, asimismo, destaca: “La resiliencia de estos migrantes, su capacidad de hacer frente a experiencias negativas”, en base principalmente a “las redes sociales personales, las organizaciones de la sociedad civil, y al hecho de que muchos de ellos experimentan el descubrimiento y la aceptación de su propia orientación sexual e identidad de género al salir de contextos tan hostiles y violentos”.

El fenómeno es, por cierto, complejo. Y también lo son las causas que lo explican.

“La matriz conservadora dominante en Latinoamérica implica que, aún hoy, a pesar de una agenda LGBTQI+ más activa, se continúe legitimando un modelo de familia heteronormada por sobre otras formas de vida”, postula al respecto Prieto.

“Ello impacta en aquellas personas que, en esas mismas sociedades, optan por visibilizar una manera de amar, actuar o expresar una identidad que no encaja en la norma”, sostiene y critica a la vez.