La derrota en las primarias legislativas en Argentina plantea al Gobierno el desafío de reconfigurar su agenda, de cara a las necesidades de los ciudadanos y al difícil panorama económico en la pandemia.
La tendencia de estas elecciones primarias legislativas en Argentina, para determinar a los candidatos de cada partido al Congreso, con vista a las legislativas del 14 de noviembre de 2021, se diferencia claramente de los resultados de 2019.
Según el último escrutinio de este lunes, el movimiento oficialista Frente de Todos salió derrotado en casi todas las 23 provincias del país y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). “Evidentemente, algo no habremos hecho bien”, dijo el presidente, Alberto Fernández. La vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, prefirió no hablar.
Este voto fue “para castigar al Gobierno” dice Mariana Llanos, investigadora del Instituto de Estudios Latinoamericanos del Instituto GIGA de Hamburgo, en entrevista con DW. “Pero la oposición no aumentó demasiado su caudal de votos, mientras el Gobierno sí perdió muchos”, agrega.
En medio de la pandemia, la experta destaca la alta participación en los comicios: “No se ve una crisis de representatividad, como, por ejemplo, en Brasil, sino que los argentinos expresaron su descontento y votaron por la oposición.”
El Gobierno de Alberto Fernández había previsto una salida gradual de las restricciones, la reactivación económica, y otorgó ayudas individuales en la crisis del coronavirus. Pero el mensaje de las urnas es claro: “El resultado de las primarias fue un golpe muy duro e inesperado para el Gobierno, y la sorpresa fue, sobre todo, la amplitud de la derrota, que se extiende por todo el país”, dice a DW Gabriel Puricelli, sociólogo y analista político del Laboratorio de Políticas Públicas, desde Buenos Aires. “Es la peor elección del peronismo unificado desde que se creó, en 1946”, subraya.
“La oposición de Juntos por el Cambio se beneficia esta vez de las debilidades del Gobierno de Fernández”, tras el fracaso de Mauricio Macri en 2019 al no haber sido reelecto, evalúa Puricelli.
¿Qué hizo mal el Gobierno de Alberto Fernández?
“La debilidad del Gobierno de Alberto Fernández se debe, por un lado, a un manejo de la pandemia fuertemente cuestionado por la oposición, un cuestionamiento que parece haber encontrado eco en un gran porcentaje del electorado”, dice el analista desde Buenos Aires.
“Además, la mala situación económica completa el cuadro económico y social”. La tasa de inflación es del 48 %, la tasa de pobreza se acerca al 40 por ciento, y la mayoría de los niños, adolescentes y jóvenes en Argentina viven hoy en la pobreza.
Todo eso corre en paralelo, a nivel macroeconómico, con una reestructuración exitosa de la mayor parte de la deuda soberana, con la que el Gobierno logró ahorrar unos 37.000 millones de dólares. Sin embargo, “no renovó el programa de asistencia social en la pandemia en 2021, mientras sí mantuvo la asistencia a las empresas”, y eso también podría haber influido en que el voto fuera para la oposición, estima Puricelli.
Para Mariana Llanos, “la pandemia es un desafío tan enorme y a largo plazo que hubiera sido necesaria una estrategia más amplia y más ajustada a las necesidades de la gente.” De todos modos, ambos expertos resaltan que “la vacunación está avanzando mucho” en el país.
Tanto Llanos como Puricelli señalan que hubo, sobre todo, “una desconexión” entre la agenda del gobierno y lo que es importante para los ciudadanos. Mencionan en este sentido, la revelación de fotos del festejo del cumpleaños de la compañera de Alberto Fernández, Fabiola Yáñez, en medio de severas restricciones de aislamiento social, en julio de 2020; una fiesta en la que participó el propio presidente. “Se comportaron como una élite tradicional” en algunos aspectos, explica Llanos. Se alejaron de la gente, insiste.
Eso seguramente ha sido “un paso en falso del gobierno”, dice Puricelli. “Y a eso le añadiría la decisión de la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP, responsable de la recaudación de impuestos), 72 horas antes de estas elecciones, de retirar la querella en un caso penal contra Cristóbal López”, un magnate de los medios, de los juegos de azar, del petróleo y del gas, percibido como muy cercano a los sucesivos gobiernos de los Kirchner, y contra su socio, Fabián de Sousa. “Y no hay que olvidar los escándalos por las vacunas VIP”, recuerda.
Otro factor, continúa el analista, “es que el Gobierno le dio prioridad a una reforma judicial solo para lograr impunidad de actos de corrupción del Gobierno de Cristina Kirchner. Más allá del contenido de la reforma, ese tema no figura entre las prioridades de la ciudadanía. Eso dio lugar no solo a impugnaciones de Juntos por el Cambio, sino que también le dio impulso a una fuerza de extrema derecha en la Ciudad de Buenos Aires, con el candidato Javier Milei, de La Libertad Avanza, que presenta similitudes con el partido Vox, en España” advierte.
“Estas primarias legislativas no son todavía las elecciones legislativas, pero como son obligatorias, funcionan como un censo o una consulta popular”, explica Mariana Llanos. “Los porcentajes se podrían reajustar en una próxima elección, si bien la tendencia probablemente no se va a revertir”, dice. Y agrega que el Gobierno seguramente va a rediseñar su estrategia, ya que si estos resultados se mantienen en las legislativas, el Frente de Todos perdería su mayoría en las dos cámaras.
El presidente se enfoca ahora en una serie de anuncios de reactivación económica, y varios medios hablan ya de cambios en el gabinete. Puricelli, sin embargo, no cree “que un cambio de gabinete le vaya a dar demasiado oxígeno al Gobierno.”
En su opinión, “hay muy pocas razones para pensar que estos resultados se puedan revertir.” El plazo que queda es corto, y la campaña no se interrumpe, sino que sigue. El Gobierno está en una mala situación de partida y el tiempo que queda es poco, advierte: “Es temprano aún para especular sobre las consecuencias si hubiera una nueva distribución de mandos en el Congreso, pero en la Cámara de Diputados se podría llegar a una ecuación en la que el Gobierno tenga que negociar y no pueda aprobar legislación sin acordarla con Juntos por el Cambio.”