Brasil anunció su participación en el cable submarino de fibra óptica que unirá Chile y América del Sur, con Asia y Oceanía. Este es un primer paso para recaudar financiamiento y llevar a cabo el proyecto que beneficiará a más de 270 millones de personas, contando sólo la población de los países que hasta el momento se han unido a la iniciativa, es decir, Argentina, Chile y ahora, Brasil.

La ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, señaló que el proyecto es una puerta a conectividad, entregando mejor calidad de vida tanto a nivel nacional como internacional, disponiendo de telemedicina, educación a distancia y automatización.

“Para poder dar mejor calidad de vida a nuestra población y a la población también de la región América Latina. Todo esto lo hacemos (para) que el país alcance el desarrollo y que ese desarrollo llegue a todas las personas”, sostuvo.

En la misma línea, su contraparte de Relaciones Exteriores, el ministro Andrés Allamand, señaló que este es el proyecto de infraestructura más grande que se ha llevado a cabo en América del Sur en el último tiempo, brindando viabilidad económica y política definitiva. El canciller agregó que además que la iniciativa reduce las brechas de desigualdad en la ciudadanía.

“No solamente cierra las brechas digitales, sino que permite enormes posibilidades de progreso personal y también de progreso global”, aseguró.

Las autoridades señalaron la intención de sumar en un futuro próximo a Uruguay, Paraguay y Bolivia en el proyecto, el cual se estima comenzará su construcción entre los años 2023-2024 para dar inicio a un funcionamiento activo en 2025.