A contrarreloj y en un clima de alta tensión, Argentina busca prolongar este viernes las negociaciones con sus acreedores para alcanzar un acuerdo que le permita reestructurar unos 66.000 millones de dólares de deuda en bonos emitidos bajo legislación extranjera.

Los tenedores de bonos deberán decidir antes de las 17:00 de Nueva York (18:00 de Chile) si adhieren al canje de deuda propuesto. Pero la probabilidad mayor es que las tratativas continúen y que el gobierno de centroizquierda de Alberto Fernández busque prolongar este plazo una vez más, indicó una fuente cercana a las negociaciones. En ese caso, sería la cuarta extensión de las conversaciones.

El diálogo con los bonistas “avanza entre tironeos”, aseguró Fernández, quien se mostró confiado en “encontrar un punto de acuerdo”.

“Tenemos que evitar que Argentina siga siendo vista en el mundo como un país que no cumple sus obligaciones”, señaló.

Esta semana el Grupo Ad Hoc de acreedores de deuda argentina, que comprende 13 fondos internacionales, advirtió que ante el “fracaso de las negociaciones”, evalúa reclamar su pago en los tribunales de Nueva York.

Dos caminos


Argentina estudia ahora dos opciones: prolongar por diez días más la oferta vigente, que ya fue rechazada, o enmendarla, con los puntos dados a conocer esta seman
a, y fijar un plazo de dos semanas más para que los acreedores se pronuncien sobre una nueva opción, explicaron fuentes de gobierno a la AFP.

“Va a ser un fin de semana en el que vamos a seguir negociando cómo se sigue”, indicó la fuente.

En una oferta enmendada, que aún no ha sido presentada formalmente, el gobierno argentino propone un cupón atado a la evolución de las exportaciones agrícolas, que implica la posibilidad de un pago adicional de intereses de 0,75% anual.

Pero Ad Hoc quiere más: que el cupón esté atado a la variación del Producto Interno Bruto.

Mientras el gobierno argentino se mantiene firme en sostener una tasa de recuperación con un límite de 50 dólares por cada 100 del valor facial de los bonos, Ad Hoc no renuncia a superar los 55 dólares.

Argentina, tercera mayor economía de América Latina, asegura que las negociaciones van bien con el resto de los acreedores.

“Hay muchos acreedores que están en un punto de encuentro políticamente”, aseguró una fuente de gobierno. El problema lo tiene “Ad Hoc, donde está (el fondo) BlackRock, pero es solo con ellos, con el resto estamos más cerca de un punto de encuentro”, señaló.

“Tiempo de descuento”

Algunos analistas creen que las diferencias son tan exiguas que el gobierno de Fernández debería ceder para lograr una de las reestructuraciones más grandes de la Historia.

“Estamos en tiempo de descuento, y jugando en los flejes de la cancha pero el partido no está terminado. Un default en una negociación que involucra un ratio de deuda pública a PBI en torno de 15/20% sería ciertamente un resultado muy desafortunado en términos de costos y beneficios”, opinó Carlos Winograd, exsecretario de Comercio argentino y profesor del Paris School of Economics.

“En este momento, las diferencias entre el Estado nacional y los bonistas, en términos de los análisis de sustentabilidad de deuda, son de algunos puntos porcentuales y se tornan poco relevantes en su impacto sobre la economía. El descuento obtenido por Argentina es muy importante y es el momento de cerrar”, opinó.

Pero Argentina insiste en que no puede ofrecer más.

El límite “es lo que el país puede pagar. Creemos que esta visión de ceder para patear el problema es la que nos trae el problema de reestructurar deudas permanentemente. No se trata de lograr el título del diario”, señaló una fuente gubernamental.

Argentina entró técnicamente en default el 22 de mayo, cuando incumplió el pago de 500 millones de dólares de tres bonos sujetos al canje.

En esta negociación hay bonos de 2005 y 2010, producto de una anterior reestructuración durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández (2003-2015), y también nuevos títulos emitidos a partir de 2016, durante el mandato de Mauricio Macri (2015-2019).

El tiempo para negociar es acotado: en pocos días vencen los intereses de otros bonos, pero con el periodo de gracia su pago podría dilatarse hasta fines de julio.

En la memoria de los argentinos está fresco el recuerdo del default de 2001, el mayor de la Historia. El contexto es aciago para el país, en recesión desde 2018, con 35% de sus casi 45 millones de habitantes en la pobreza y una inflación que alcanzó el 53% en 2019, una de las más altas del mundo. De ocurrir, sería el noveno default de Argentina.