El peronista de centroizquierda Alberto Fernández, holgado favorito en todos los sondeos, y el presidente liberal Mauricio Macri, que intenta una remontada de última hora, clausuraron este jueves sus campañas para los comicios generales del domingo en Argentina.

Las aspiraciones de Macri a un segundo mandato se enfrentan a una recesión de más de un año y una inflación indomable, que acumula 37,7% hasta septiembre, con desempleo en alza (10,6%) y la pobreza que afecta a más de un tercio de los argentinos.

Tampoco lo favorece el estricto programa de ajuste fiscal puesto en marcha tras el auxilio financiero de 57.000 millones de dólares que el gobierno obtuvo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El año pasado, recurrió al organismo en medio de una corrida cambiaria, que luego se repitió dos veces más, con una moneda que perdió el 70% de su valor desde enero de 2018.

“Me da miedo que este acto sea la despedida, que hoy nos despidamos y llegue el desastre”, dijo a la AFP Oscar Valle, un ingeniero de 70 años, poco antes de la llegada de Macri a su acto de cierre.

Binomio y unidad

Alberto Fernández llega a esta instancia con números favorables, como aglutinador de casi todo el amplio espectro peronista, y empujado también por la fuerte imagen de la expresidenta Cristina Kirchner (2007-2015), su compañera de fórmula como candidata a vicepresidenta.

“Con Cristina vamos a poner de pie la Argentina (…) Tenemos la certeza que sabemos lo que hay que hacer”, lanzó Fernández en el multitudinario acto de cierre de campaña que ambos dirigentes compartieron en Mar del Plata, una ciudad portuaria y turística golpeada por el desempleo, a 400 km al sur de Buenos Aires.

Amada por muchos y detestada por tantos otros, Kirchner sorprendió cinco meses atrás al desistir de postularse a la presidencia y designar a Fernández, su exjefe de gabinete, una táctica que les permitió sumar la simpatía de kirchneristas sin perder el voto de los peronistas distanciados de ella.

Fernández abogó por “una Argentina justa y solidaria, con educación pública y salud pública”. “Estoy firmando un contrato moral y ético para hacer una Argentina que vuelva a crecer”, insistió ante miles que se agolparon frente al mar.

José Murad, un educador de 44 años que acudió al acto dijo a la AFP que se necesita “un Estado que esté cerca de la gente y de los que más sufren. Con Alberto y Cristina renace la esperanza”.

ARCHIVO | AFP
ARCHIVO | AFP

“La Argentina que soñamos”

Macri busca revertir el resultado de las primarias del 11 de agosto, en las que Fernández lo superó por 17 puntos y se erigió como favorito para las presidenciales.

En un multitudinario acto en la ciudad de Córdoba (centro del país), el presidente lanzó duros ataques verbales a la oposición peronista. “¡No queremos más esa forma de gobernar!. Ellos intentaron ir por nuestra libertad”, dijo a voz en cuello.

“¡Ellos vienen con el dedito levantado a decir que saben qué hacer!. Hasta acá llegaron, no queremos más de eso (peronismo). El verdadero poder lo tenemos nosotros”, proclamó desde el palco en una plaza céntrica de una de las ciudades más ricas del país, capital de la provincia homónima, industrial y agrícola, pero golpeada por la crisis.

Por primera vez, Macri le cedió la palabra a su mujer, la empresaria textil Juliana Awada, quien repitió para algarabía de los partidarios el lema de campaña: “¡Si se puede!”.

Macri y su compañero de fórmula, el peronista de derecha Miguel Angel Pichetto, cerraron la marcha del “Si se puede” en la provincia donde en 2015 obtuvo el 72% de los votos e inclinó la balanza en el balotaje que lo llevó a la presidencia.

“Vinimos a apoyar al presidente para que continúe su mandato, para que continúe con la gestión que empezó. Es una gesta patriótica de valores de dignidad, de igualdad, de equidad, de progreso, pero con decencia, con honestidad e instalarlos definitivamente en Argentina”, dijo a la AFP Viviana Martoquia, una cordobesa de 50 años.

El domingo se elige presidente y vicepresidente, se renueva la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Además se vota el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el principal distrito con un tercio del electorado, y el alcalde de la capital, la ciudad más rica del país.

Para imponerse en primera vuelta, un candidato necesita más del 45% de los votos o más del 40% y una diferencia de 10 puntos con el segundo. Un eventual balotaje tendría lugar el 24 de noviembre.